Temo perder cercanías y diluirme en recuerdos mientras se alejan caricias últimas que se llevó la brisa. El señor de los minutos que arrebata instantes es devastador y avasalla a su paso barriendo instantes y desmontando universos. Como aquel que se fraguó al amparo de ríos serenos que discurrían en silencio.
Lamento perder momentos que fueron preciados y preciosos y que convirtieron en maravilloso encaje los jirones rotos de aquellos niños perdidos que jugaban a ser mayores blandiendo espadas de madera que herían como si de filos de acero se tratasen.
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