Los pobres no tienen Religión.
Son pobres y ya está.
¿Por qué vamos a preguntar de qué color es el que organiza un proyecto para ayudarles?¿Qué confesión le "motiva" a cometer esa fechoría?¿Qué conciencia pretende lavar empleando su tiempo libre en ayudarles? ¿Qué tanto pretende apuntarse cuando defiende tal proyecto?
Estamos llenos de prejuicios. Lavamos nuestra narcotizada conciencia "echando balones fuera" mirando con lupas las iniciativas que nos ofrecen. "No son de fiar" así que mi dinero se queda mejor en mi confortable bolsillo que allí produce para mi y los míos - por ese orden -
Nos contaminamos de la inactividad de esta sociedad que parece no conmoverse por nada ni por nadie. Bueno miento, sólo nos conmovemos cuando tenemos los muertos a la puerta de casa aunque la conmoción sea flor de un día o una semana. Son muertos respetables de nuestra conocida civilización occidental.
Pero los pobres forman parte de la estampa diaria. Se mimetizan con el mobiliario urbano. Le dan un toque humanista a la puerta del supermercado. Son un clásico matutino cuando llevamos a los peques al cole. Muchas veces les esquivamos con la mirada cuando sus gestos de pena nos interpelan e incomodan.
Por eso me sorprendió tanto cuando me dijisteis que no conocíais a ningún pobre. Llegué a dudar de que por esas tierras fuera una rara avis en especie de extinción.
Difícil mover conciencias cuando ni siquiera sabemos de qué estamos hablando.
Así que planteé las cosas reflexionando sobre las condiciones que vosotros estimábais debe reunir un ser humano para ser calificado como pobre en su especie: Vuestras respuestas fueron buenas: falta de sanidad y educación si no estamos hablando de España, falta de alimentación, ausencia de agua, electricidad. Son los pobres de solemnidad, los que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Hoy en día más de 12,8 millones de personas en España se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión.
Entonces la pequeña muchachita rubia del fondo puso el dedo en la llaga: ausencia de dignidad, eso también caracteriza a un pobre.
¡Muy bien Silvia!. Pero la falta de dignidad la propiciamos nosotros con nuestra actitud hacia ellos.
Y recordé la anécdota que me contó una alumna - pongamos que hablo de Jessica - aquella morenita de ojos verdes de Medina. Paseando por la vallisoletana calle de Santiago un viandante despistado le dió una patada a un pequeño vasito que contenía la "recaudación" del día de una mendiga callejera.
Jessica y sus padres acudieron prestos a recoger las moneditas. La viejecita agradecida se apresuró a darle un euro a Jessica que se resistía a aceptarlo. Pero uno de los progenitores le dijo: ¡Tómalo! Es un regalo
Eso fue darle dignidad a aquella transeúnte que sintió su alma llena de gozo al ser tratado como una "igual".
Eso es darle dignidad al pobre.
Mirarle a los ojos cuando nos inclinamos para darle una moneda, pagarle un café, y por qué no, tomárselo con él para interesarse por sus cosas.
Mirarle a los ojos cuando nos inclinamos para darle una moneda, pagarle un café, y por qué no, tomárselo con él para interesarse por sus cosas.
Es una simple cuestión de justicia. De alguna manera se lo debemos.
Todo esto surgió con los alumnos de cuarto de ESO a última hora de hoy. Presentábamos el Proyecto de Colaboración que los profesores de Religión de la Diócesis promovemos cada año con un país de África. Este año colaboramos con Kananga en la República Democrática del Congo. Se trata de ayudar un Dispensario Nutricional para niños, adultos y enfermos de Sida regentado y animado por la Comunidad de Carmelitas Misioneras. Estoy segura de que vuestro silencio cuando mirábais el vídeo del Proyecto era un silencio reflexivo y productivo. Nunca defraudáis. Nunca.
Gracias querid@s alumn@s.
Resistid los envites de esta saciedad de consumo. Mientras sigáis despiertos estaréis a salvo.