Creo que no existe mejor manera de celebrar el día de La Paz que publicando la poesía de una niña.
Se la dedica a una pequeña muñeca de color salmón.
Aquella que los Reyes Magos dejaron victoriosa en posición de conquista sobre una montaña de carbón de azúcar.
La niña que la escribió se llama Rebeca y su madre es profe.
Infancia, con confianza,
Infancia, nunca cansa.
La muñeca de algodón
que te molaba un montón.
Era una rosa, una flor
Con olor a salmón
porque a la niña sin querer
se le calló al fogón.
Noches en vela,
por esa muñeca nueva.
La emoción corría por mis venas
cuando andaba apenas.
Ese objeto esencial,
que te hacía especial
que te hacía especial
Las tardes de té
que con los juguetes jugué.
Ella con su taza
y un pastel de calabaza.
A todas las partes la llevé
desde casa hasta París
donde casi la perdí.
Cuando sin querer la apretaba
y su ruido me despertaba.
De poliéster y algodón
yo, ¡la quiero un montón!