martes, 30 de enero de 2018

LA MUÑECA SALMÓN




Creo que no existe mejor manera de celebrar el día de La Paz que publicando la poesía de una niña.
Se la dedica a una pequeña muñeca de color salmón.
Aquella que los Reyes Magos dejaron victoriosa en posición de conquista sobre una montaña de carbón de azúcar.
La niña que la escribió se llama Rebeca y su madre es profe.

Infancia, con confianza,
Infancia, nunca cansa.
La muñeca de algodón 
que te molaba un montón.
Era una rosa, una flor
Con olor a salmón
porque a la niña sin querer
se le calló al fogón.

Noches en vela,
por esa muñeca nueva.
La emoción corría por mis venas 
cuando andaba apenas.
Ese objeto esencial,
que te hacía especial


Las tardes de té 
que con los juguetes jugué.
Ella con su taza 
y un pastel de calabaza.

A todas las partes la llevé 
desde casa hasta París
donde casi la perdí.
Cuando sin querer la apretaba
y su ruido me despertaba.

De poliéster y algodón 
yo, ¡la quiero un montón!

domingo, 28 de enero de 2018

GOD SAVE YOU FREDDIE

Soberbio el grupo que ayer actuó en León. Es difícil emular a la reina. Freddie Mercury es inimitable.
Pero conseguimos olvidarnos un poco de su ausencia.
Siempre tenemos presente esa fuerza y vitalidad que desprenden sus temas. Una fuerza creativa que arrasaba por donde pasaba. Arrolladora, volcánica.
Fue víctima de su propio poderío. Era un duende, un mago, un divo. Una auténtica Estrella. Eterno, atemporal, cautivador. Único.
Murió como vivió: entregado a la música que le sustentó, encumbró y seguramente le salvó. Imposible encontrársele en otro sitio más que en el cielo....¿cómo vivir toda la eternidad sin su voz?

viernes, 26 de enero de 2018

DE PIEDRA UNA PLEGARIA


A ver cómo lo iba a contar en casa. No era una simple travesura de cría...esta vez era más grave, mucho más...

Cerró los ojos dejándose llevar por la atmósfera serena que rezumaban aquellas paredes revestidas de luz. Era el refugio celestial al que acudía presurosa Esperanza cada vez que algo importante irrumpía en su vida.

Se transportaba al siglo XIII y se imaginaba transitando entre el humo exhalado por las velas encendidas y el incienso. A su lado un trasiego de peregrinos penitentes a Santiago, canónigos y fíeles varios en comitiva votiva o dispuestos al rezo esquivaban  andamios de madera desde los que un grupo de canteros y maestros vidrieros ultimaban sus labores artesanales.
De vez en cuando se apartaba sobresaltada ante la presteza de movimientos de un séquito de soldados e hidalgos  que herían el sonido ambiental con el claqueteo de sus espadas buscando acomodo para escuchar misa en  lugares parejos a su hidalguía. Por doquier estallidos de vida a golpe de luz y Fe.

 Esperanza abrió los ojos regresando al presente buscando contemplar de nuevo sus rincones favoritos.
Y recordó las palabras de aquel sacerdote que recientemente les mostró la Catedral. Entrar en nuestra catedral de León es como entrar en la Ciudad del Cielo.
Y tras recorrer los detalles del rosetón central de la parte norte la buscó de nuevo a Ella. Allí estaba, presidiendo la capilla central del ábside y ejerciendo de anfitriona la Virgen Blanca.
Y  Esperanza pensó en que la Virgen también había sido Madre de manera inesperada. Así que seguramente no sería tan malo.
Rezó con todas sus fuerzas rogándole el coraje suficiente para mentenerse firme en su decisión. Cuando terminó el Ave María la joven  miró fijamente la imagen. Admiró aquella belleza serena  y le pareció que la Madre esbozaba una tierna y apenas imperceptible sonrisa.

martes, 23 de enero de 2018

DE TI NUNCA ESCRIBO




...porque no encuentro palabras para escribirte ni describirte.

Sólo encuentro verbos que te sobreescriben y mancillan salpicando tu nombre de garabatos insulsos y desganados.
De ti nunca escribo porque no encuentro versos para decirte, que te bendigan y me auxilien.
 No encuentro letras que se unan quebrando la desazón que nos dejó la ausencia teñida de rojo.

...porque las palabras se hacen vanas y convierten en efímero relato instantes de eternidad. Los mismos que  permitimos que se escaparan entre rendijas de piedra . Piedras vivas que reposan  en el arcón de la buhardilla.

 Ayer subí a ver las nubes entre los ventanales de la tarde. Recordé la suavidad tersa y los aires festivos de un noviembre que alargó aquel otoño con sabor a invierno.

La marea me trajo tu recuerdo y quise llenar de trazos vivos las hojas de mi libreta de vida. Pero guardé la pluma con premura. Recordé la promesa que hice a la tarde mimosa: de ti nunca escribo...porque no puedo encontrar palabras...

viernes, 19 de enero de 2018

UN MUNDO FELIZ

No es muy habitual verles llorar en público con tantas ganas. Que son de secundaria Hombre! Pero sus lágrimas implacablemente rodaban con la celeridad de la que cree haberlo perdido todo. No había manera de poder empezar la clase. Los lamentos y sollozos hacían del todo imposible pretender la atención del auditorio escolar de aquel variopinto grupo de 2 de ESO.

Su móvil se había roto en mil pedazos en uno de esos vaivenes nerviosos de querer buscar el último vídeo que la Influencer de moda había subido al instagram. La avaricia rompió el móvil. Y mi alumna de cabellos trigueños lloraba inconsolable. Secándose las lágrimas con el puño mientras sus compañeros miraban expectantes para ver en qué acabaría tamaña tragedia.

Ayer, mientras preparaba una clase, Estaba viendo un vídeo de YouTube en el que  el célebre Aldous Huxley hablaba durante  una entrevista. Aseguraba que  en el futuro el hombre y la mujer  serán esclavizados de manera subliminal. No será a golpe de bayonetas sino que se hará sometiendo su voluntad mediante drogas que anularán  su Capacidad de decisión logrando que incluso los seres humanos amemos nuestra esclavitud. Con razón decían que la novela de Huxley, un Mundo Feliz, en la que planteaba esta cuestión iba a ser profética.

Pero querréis saber cual fue el desenlace de nuestra historia de Aula  de dichas y quebrantos
Sílvia, La propietaria del finado móvil seguía llorando desolada.
Cuando estaba a punto de tomar una medida drástica del tipo ordenó y mando le pedí a su amiga, una joven morena de raza calé, que la abrazara con fuerza.
Poco a poco el llanto fue cesando a golpe de mimos. Incluso permití que la perjudicada se sentara en Las rodillas de la niña que la estaba consolando. Lentamente la pena se fue aplacando hasta que el llanto cesó.
Ya estás bien Silvia? Pues la próxima vez que tengas una pena le dices al móvil que te abrace...a ver si se te pasa...

sábado, 13 de enero de 2018

DIVINAS PALABRAS


Palabras que recogen sed
y analizan anhelos,
palabras inspiradas que inspiran que mitigan búsquedas
y redimen silencios.
Quieren tocar lo intangible
y medir lo inconmensurable.
Pretenden eternidad...

En medio de un silencio sonoro
que clama por ser visto y mascado.
Palabras que hieren de pura búsqueda,
que desgarran arañando conciencias,
que resbalan perseguidos por
la deferencia de la indiferencia.

Pero...¿quien envuelve a la palabra
sino la “fermosa cobertura”
de la lírica que acaricia y repara
devolviendo a Dios
la divinidad que le arrebatamos?

¡Dejadlas que divinicen el aire helado
con ecos celestiales
y coros de ángeles!
¡que acaricien el gélido aliento del invierno!

Que reinen los poetas
con la complicidad de las musas
y los serafines.
Que exhalen perfumes con aroma de letras.
¡Adelante versos!...¡sed!

miércoles, 10 de enero de 2018

BIENVENIDO MR HÉRCULES


 Bienvenido Mr. Hércules.
Por Violeta Stein

Cuando la troupe penetró en la estancia Perpetua supo que aquellos no eran de este mundo. O al menos que venían de uno muy distinto al suyo.
Miró de arriba abajo a aquel mocetón treintañero con la piel tersa y suave como la piel de la gocha que la cantinera andaba cebando para San Martín. Hacía mucho que no se veía espécimen semejante entrar por la tasca. Definitivamente no era de este mundo. Habría recordado aquellos pectorales de haberlos visto antes.
Recordó las tardes en que se unía al corrillo con la Lucí de Pardavé,  Paca la de la Valcueva  y África la del arriero. Analizaban detenidamente el “HOLA” con abanico en mano para bajar los sofocos provocados ante la visión de Arturo Fernández y Paco Valladares. Aquellos sí que eran tíos y no la nenaza de Brad Pitt que le gustaba a Elvira, la más pequeña de sus hijas. Tanto andar con aquellos tetrosexuales o como cojones quiera que se llamasen se le había atrofiado el gusto.
Y luego decían que ella era una ordinaria sólo porque le gustaban los tíos de verdad. Aunque aquel maromo que entraba por la puerta era de los que se depilaban.
Al fondo, sentada en una mesa, Purificación tejía una manta para su gata Luisa. A duras penas conseguía mantener los ojos despiertos detrás de las lentes, que invitadas por el sudor se dejaban deslizar por aquella infinita nariz puntiaguda como uno de los alfileres de su costurero. Cuando vio entrar a aquel fornido galán no pudo evitar un respingo de gozo ante tamaño espectáculo visual. Y en ese momento se alegró de haber abandonado el convento. Siempre fue mundana y casquivana. Además que eso no la iba impedir acercarse al Creador. Todo lo contrario.  Eran muy de alabar los encantos de aquella criatura hercúlea de pectorales imposibles. Ay hijo mío ¡quien tuviera cuarenta años menos!
El género que se dejaba caer por aquella cantina olía a naftalina y antigualla.

Usted no es de aquí ¿verdad? Fue la Purificación, recolocándose apresuradamente las lentes,  la que se arrancó a hablar.

Hombre pues ¿ no me conocen? Soy Hércules , el nieto de la señora Bernarda

¡Caray hijo! ¡pues si que has cambiado! Exclamó la tejedora fascinada mirándole con descaro de arriba abajo.

Si eras un niño chuchurrío y desganado y mira ahora hijo mío. Da gusto verte se te mire por donde se te mire.

Y esta quien es  ¿tu mujer?

Al lado de Hércules caminaba una Barbie de exuberantes encantos con un ceñidísimo  top luciendo una enorme bandera de barras y estrellas y enfundada en diminutos mini shorts de charol rosa que ensalzaban sus prominentes posaderas. Ondeaba en su nuca una inquieta coleta de caballo sujeta con una goma fosforito del mismo color que el chicle que mascaba machaconamente abriendo la boca a cada dentellada dejando al descubierto una dentadura insultantemente blanca. Sus dedos, terminados en largas uñas de porcelana rosa, jugueteaban con las cuentas de un largo collar de perlas de llamativos colores. De vez en cuando se balanceaba entre aspavientos desafiando la ley de la gravedad sobre unos taconazos de vértigo.

No. No es mi mujer. Ella es Geraldine, mi shop asistant.
¿Tu que?. Exclamó extrañada Perpetua, la fornida mesonera.
Una especie de ama de llaves,Perpetua - aclaró Purificación - lo he visto en la telenovela de la Sexta.
¡Aaaaaaaah!. La boca de Perpetua se abrió exageradamente convirtiéndose en cueva ideal para refugio de moscas estivales.
Pues va a coger frío con tan poca ropa culín. ¿Te acuerdas? Te llamábamos...Herculesín. Pero como era muy largo lo dejamos en culin. Ya veo que no te pusimos mal mote aunque tú tío D Casto, el boticario, nos prohibía llamarte así en su presencia. Siempre fue muy recto el viejo.

La conversación se vio interrumpida por el chirrido vespertino por otra parte habitual a aquellas horas. Era la silla de ruedas de Hortensia, la decana de las comadres que se unía a la partida de dominó siempre en último lugar. La pobre estaba limitada por una pertinaz sordera fruto de un catarro mal curado. La vieja miró  de arriba abajo,con su único ojo sano,  a la extraña pareja deteniéndose con aparente deleite en el varón. Luego se detuvo a observar que  detrás de ellos   caminaban una pareja de dóberman de aspecto feroz cuyos collares refulgían pese a la oscuridad rancia reinante en el local. Debían ser lo menos de brillantes.

-Oye Perpetua pero ¿desde cuándo dejamos entrar estos bichos en el bar? ¿No te habían dicho los de sanidad que nada de animales?  ¡Mira que esos perros son de venadas!. Hortensia, pese a sus limitaciones sensoriales, divisaba con su monóculo celeste más que muchos con plena agudeza visual. Era la corresponsal del pueblo. Rebosante de reflejos a sus ochenta y cuatro confeccionaba con sus sentencias y decires la crónica social del vecindario.

-Hay Hortensia ¡no seas rancia! Aquí tenemos a Culín el nieto de la Narda con su sex asistant y toda esa perrada.
.-Shop- corrigió culin.
.- ¿Mande? Inquirio Perpetua.
.-Que no es sex asistant, sino shop asistant. Y ellos son Donald y Trump mis perros guardianes. Los mejores bodyguard….¿cómo se dice en Castellanos? Eso es…guardaespaldas.

.-Hijo mío yo el inglés no lo entiendo y mira que a veces veo por la tele el datinglis con la niña de la Emilia que anda preparando unas oposiciones para la comunión europea.

.- Bueno culín no quieres ¿una Mirinda?

.- Podemos tomar un ¿Gin-tonic?

.- Aquí sólo tenemos cacaolat y la marca de Hacendado.
.- Bueno Perpetua tranquila. – apostilló Hércules- Vamos a ver si abrimos la casa de la abuela. Estoy en off.

.- Pues pensé que seguías viviendo en Madrid. Y dices que te has ido a Of, y eso donde queda…en América del Norte o por el Sur?...
.- No. Sigo en Madrid.

.- Eras actor¿ no?. La Bernarda nos lo dijo. Siempre fardando de nieto.

.- ¿Haces películas o series? Intervino Purificación

.- Digamos que me adapto a todo. Acabo de estrenar una película.

.- Anda y¿ cómo se titula?

Hércules carraspeó nervioso mirando a su ama de llaves con picardía. La Barbie dejó escapar una cacareante risotada.

.- Es muy largo Purificación. No te ibas a acordar. Y no creo que vayas a verla.

.- El caso es que...se oyó tenuemente la voz de la vieja Hortensia

.- y…¿ tienes que aprenderte muchos diálogos?

.- Bueno, no demasiados. Más bien es de gestos y eso...carraspeó nervioso...voy a tener que marcharme....

.-Paime que quiere sonarme este chico....bisbiseaba Hortensia

.- Estoy un poco cansado, mucho trabajo últimamente, a ver si la prensa no me caza.

De pronto la lente gran angular de Hortensia,  su único ojo sano se abrió desmesuradamente con el deleite de la victoria.

.- Ya está. Si. ¡¡Te he visto.!! -exclamo exultante la anciana como resucitada desde su silla de ruedas- . Un montón de veces. Coño rapaz tú eres Hércules Cernuda el famoso actor porno. Si ya decía yo que te tenía muy visto....





viernes, 5 de enero de 2018

LA ESTRELLA


Giotto se levantó aquel día legañoso y apesadumbrado. La noche había sido mala con los dos pequeños enfermos llorando. Y encima se le habían acumulado los encargos. Los magos y San Francisco. Menudo dolor de espalda.Tanto pintar en el techo de la basílica de Asís estaba acabando con ella. Pero quería poner especial empeño en aquel encargo por ser Francisco un santo al que tanto quería.  Inventor de  belenes, como el que cada año concitaba a sus seis niños para ver las representaciones en vivo en la plaza del pueblo. Era el acontecimiento anual más celebrado en el vecindario.
 No recordaba haber trabajado tanto desde sus tiempos de infancia en que su padre le mandaba de madrugada a los pastos para llevar el ganado.
 Se dirigió al cuarto de pintura para contemplar los efectos de sus últimas pinceladas en la adoración de los Reyes Magos Si. Aquellos azules estaba quedando muy hermosos. Y los personajes habían ganado en perspectiva. Pero algo le faltaba a su composición. Allí estaban todos los elementos que Mateo relataba en su evangelio más los que siempre escuchó contar a su padre desde pequeño, cuando Andaban entre ovejas en las verdes praderas de Cole di Vespignano. Pero faltaba algo. Aquel hermoso cielo azul añil se veía desierto. Se asomo a la ventana y miró a lo alto implorando inspiración . Fue entonces cuando vio aquella gran bola de fuego seguida de una estela, un cometa inmenso que iluminó el cielo. Sus ojos se llenaron de lágrimas ante aquella señal. 



Se hincó de rodillas ante tan fascinante prodigio.
Si eso era. A su retrato le faltaba precisamente eso, la estrella de Belén. La misma que había guiado a los magos de Oriente hacia aquel establo divino.

miércoles, 3 de enero de 2018

ELLAS. LAS PIVONAS.






Riadas de energía recorren la estancia. 
Preside la mesa la fuerza de unos pícaros ojos azules que divisan, retratan y acarician el paisaje con sabiduría y poderío andalusí. Mujer que mueve y conmueve. 

A su lado la serenidad apacible, bondadosa y discreta de una mirada que acaricia y dibuja suavidad y finura. Genialidad engarzada en tersura angelical. Como las alas doradas que quiso regalarme.

Al otro lado de la mesa,  frente con frente a la mujer de ojos marinos, otra dama, coronada de jacintos y  albinos cabellos alecciona a las comensales con sabiduría vetusta. Exhala un dulce perfume otoñal.
A mi vera está su hija. 
Ella,  el cayado que sostiene mis días. Soberbia y repleta, enfundada en un elegante vestido negro de anfitriona que cuida hasta el más pequeño detalle. Pinta de luz cada fotograma que mima con el brillo pardo de sus grandes ojos de miel. Ella nos unió en torno a su mesa. Diseñó nuestro entente, propició nuestra alianza.

Ahora  miro al frente tropezando con la sonrisa franca de una mujer culta y  sofisticada que siempre busca  justicia. Alma noble que dignifica el trabajo de otros y siembra cordura en cada palabra que sentencia.

Y a su lado el detalle, la esencia, la mujer de ojos celestes, profundos. Que sondean, indagan y adivinan. Gurú de hombros tersos y dulzuras que buscan y desean. Ella fue la que nos hizo soñar deseando. Y la noche acabó en plegaria porque ella lo quiso.

Mujeres en búsqueda que se encontraron y reconocieron.

Genio femenino, coraje, lucha, pasión y júbilo de panderetas, triángulos y cascabeles que  desgranan música y desatan el baile y el canto.
Irradian  magia y atesoran píldoras de sabiduría.
Dejaron suelto su duende
 Y me curaron en aquella cena de navidad.
Dios las bendiga. Dios salve a las reinas. 

AL RESGUARDO DEL AGUACERO








Caminábamos a través de los bosques, llanuras, valles y veredas. Soportábamos un sol implacable, los azotes  violentos de la más desapacible tormenta. Tuvimos que resguardarnos del aguacero en una cueva profunda.  En lo más recóndito de la montaña. Tu me instruiste. Llenaste mis horas de música y lírica, mis días de historias de celuloide. Parte de lo que soy es gracias a ti.
Llegó el invierno, crudo, los vampiros comenzaron a sobrevolar tus cielos. Conocían tu debilidad. Dadivosidad sin medida. Ellos se bebieron tu sangre hasta dejarte extenuado, al borde del precipicio, exánime, apenas sin vida.
No podías caminar. 
Entonces me pediste que continuara mi marcha y te dejara desgranar tus minutos hasta que se convirtieran en los últimos de tu existencia. Al borde del camino.
No pude. 
Eres mi hermano pequeño. No te lo dije. Dignidad íntegra.
No puedo dejarte al borde del camino, justo cuando más me necesitas.
Y cargué contigo para seguir avanzando por el angosto camino que nos llevaría hacia la libertad.
Esperábamos ángeles. Siempre llegan. 

LO QUE NOS DIO LA GANA