Mira profe. Te vamos a enseñar este vídeo.
Es de un rapero que se llama Canserbero.
Mataron a su hermano y él juró vengarse porque se lo había prometido a su padre.
Las cinco cabecitas miraban admirados a la pantalla del móvil mientras una voz desgarradora aullaba sus penas.
El audiovisual estaba en formato cómic. Un hombre joven, postrado en la cama de un hospital, se debatía entre la vida y la muerte mientras soñaba con la venganza.
“ La rabia es tanta que me ahoga”
“Nunca había olido droga pero ahora es necesario para cumplir con lo que el corazón me implora”
Mientras Canservero rapeaba estos versos el protagonista del vídeo-cómic abría un cajón que contenía una pistola y dos bolsitas de droga.
Luego disparaba a unos, a otros.
Los sollozos, las imágenes, las miradas de los alumnos.
La atmósfera se espesaba por momentos.
Bueno dejadlo ya. No me está gustando, es más. Esas imágenes violentas me agreden.
Y entonces recordé la última película de Juan Manuel Cotelo que he visto el pasado fin de semana. Se titula “El mayor regalo”. Un film que habla del perdón a través de los testimonios de quienes lo han dado o recibido. Personas como Tim Guérad, un campeón de boxeo francés a quien su madre abandonó a los tres años atándole a un poste. Poco después su padre le recogió pero a causa del alcohol llegó a propinar al pequeño Tim una paliza que le dejó en coma. El deseo de venganza le ayudó a sobrevivir pero un día Dios se cruzó en su camino a través de un vagabundo, luego fue mediante un sacerdote. Y fue entonces cuando comenzó el combate más duro de su vida: el de perdonar a su padre. Otra de las historias que narra la película es la de Irene Villa, la niña que sufrió la amputación de las dos piernas en un atentado terrorista perpetrado por ETA. Pero que fue capaz de perdonar a sus agresores.
Les hable a mis cinco alumnos de estas historias y del resto de las que aparecían. Les sorprendió comprobar que hay gente que es capaz de perdonar sin límites.
No son muy abundantes estos ejemplos en las redes.
La película ha sido financiada mediante crowfounding, es decir, los productores de la misma han sido ciudadanos anónimos, comunidades de vida contemplativas, grupos de personas que han querido invertir en valores de los que de verdad rentan.
Puede ser una buena opción ir a verla a los Van Gogh éste fin de semana con nuestros hijos o con cualquier persona que esté necesitando del perdón.
Quizá si cancerbero la hubiera visto no hubiera acabado su vida arrojándose desde un décimo piso.
Que Dios le haya acogido y perdonado en su infinita misericordia.