viernes, 18 de diciembre de 2020

AQUEL EPITAFIO INESPERADO



De la muerte no supe,

me convencieron 

de que no debía dejarla 

que viniera a buscarme.

Y me fui entre brumas

sin arreglar asuntos 

pendientes de mi final,

deseosos de que les 

aliviaran de mi carga.

No les importaba yo

solo su jodido derecho

a permanecer 

felices comiendo perdices.

Y la muerte se quedó esperando

mientras los salvajes vinieron por la puerta 

de atrás.

Y la ley ganó a la cordura

y los médicos mataron

y los familiares suspiraron

y la masa dejó de agitarse

y el erario respiró aliviado.

Todo estaba cumplido.

Y yo jodidamente tranquilo 

reposando bajo un epitafio de 

progresía malintencionada.





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