lunes, 8 de octubre de 2018

MIRANDO ESTRELLAS



Por dos veces les echaron de su casa.
Desahuciados, desterrados, expuestos al escarnio del vecindario.
Por dos veces maleta en mano soportando la desdicha del ostracismo.
Avergonzados bajo las miradas curiosas de los que nunca pecan.
La última vez, sentados al borde del camino les tocó mirar la cúpula celeste.
“ Es la ventaja de ser pobre Monse, dormimos mirando las estrellas” le decía su padre con la falta de consternación del que asume dignamente su destino.
Ahora la mujer de voz de cristal yace bajo la tierra esperando volver a verle.
Volver a abrazar al capitán del barco de aire desde donde aquella noche soñó ser uno más de aquellos luceros que poblaron su cielo de niña.

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NARANJAS DE ESPERANZA