¡Qué Dios tan fascinante este nuestro!
¡Qué manera de arrasar con esquemas y prejuicios!
Donde toda lógica apunta a la condena El saca de su chistera creadora esa infinita misericordia y nos recoge del suelo cuando ya estamos mascando barro.
Nos mira con una ternura que redime y olvida lo pasado. Y nuestra sola presencia le desborda de amor conmoviéndole las entrañas
Que todo está borrado, que no hay cuentas, ni condenas, ni reproches. Tan sólo perdón y alegría. No hay deudas y las ofensas se olvidaron. ¡Menuda lotería nos ha tocado!
Sólo nos espera un entrañable e infinito abrazo que nos dice que siempre es tiempo de volver. Él se encargará de ayudarnos a poner todo en su sitio.
"Todo lo mío es tuyo y tu estás siempre conmigo...". Aún cuando hoy no quieras nada conmigo...se que volverás...querido hijo pródigo
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