sábado, 30 de marzo de 2019

ENCANTADA, DON ANTONIO



Columna Sección opinión. 
La Nueva Crónica de León 25 de marzo 2019. 
Festividad de la Anunciación 





Espadaña es un término polisémico. Evoca esos  lugares donde penden,   metálicas, las  mensajeras sonoras  que propagan  tañidos lentos o crispados. Por valles, veredas y  campos.  Sonoridades que convocan   obligaciones sacras y profanas y dan cuenta  de buenas nuevas o infortunios.
 Espadaña,   alude también  a   cigüeñas que,  exiliadas  por los  malos vientos,   regresan , como los poetas que se fueron,  cuando los tiempos  propicios les  permiten el retorno para reconstruir sus  nidos caídos. 
            Es,   además, planta juncal  que engalanada las calles en  fiestas del Corpus, y  que se yergue,  vanidosa,  como cetro reinante  sobre el agua que le  da vida y cobijo. Tristemente, la especie se encuentra  hoy en peligro de extinción por la lenta desaparición de los humedales.
 Pero Espadaña fue además  un pequeño milagro literario  leonés: la revista de literatura más importante ,en una   España de posguerra,   entre los años 40 y 50. Constituyó medio de expresión poética disidente para  Blas de Otero,  Dámaso Alonso,   el premio Nobel Vicente Alexandre, Luis Cernuda o Luis Rosales, amén de otros  importantes artistas de la palabra  que nuestra  tierra , fértil en literatos,  alumbró. 



 La revista, surgió  en la biblioteca Gumersindo de  Azcárate, nombre del catedrático leonés cofundador de la Institución Libre de Enseñanza, conocida por su firme defensa de la libertad de cátedra. Cuando su  bibliotecario y fiel custodio del ingente patrimonio bibliográfico que alberga esta casa, D. Antonio González de Lama,  cerraba sus puertas al público, un grupo de jóvenes leoneses enamorados de  las  letras ,  entre los que destacaron  Eugenio de Nora y Victoriano Crémer,  se quedaba para departir sobre lo humano y divino,   capitaneados por aquel hombre de sotana  intelectual y mecenas que  inoculó en ellos el amor a la sabiduría.     
Departía con  mi estimado mentor José María Martínez, periodista y secretario de Comunicación Social de la Diócesis de León,  acerca  del homenaje que el Ayuntamiento de León ha celebrado por  el 50 Aniversario del fallecimiento de González de Lama. José María comenzó  a desgranarme el dilatado curriculum de este sabio leonés oriundo de Valderas. Confieso que a la par que profunda admiración,  sentí  una especie  de vértigo ante la imposibilidad de retener tal cúmulo de méritos y saberes ostentados  por D Antonio. Filósofo, profesor, periodista que ejerció  la presidencia de la Asociación de la Prensa, crítico literario, escritor que abarcó prácticamente todos los géneros a excepción de la novela,  y además,  sacerdote. Ejerció su ministerio,  primero en el ámbito rural, urbano después antes de  ser nombrado   canónigo de la Catedral de León.  Al igual que  mi muy querido profesor y , compañero en esta casa,   D. Antonio Trobajo. Ambos comparten nombre, cargos, orden  y estado amén de coincidir en categoría eclesiástica anexa  a  nuestra pulcra leonina.
 La Catedral de León, bella espadaña enjoyada, en la que tantas veces D Antonio González de Lama, hombre de Dios,  predicó y rezó y de cuya belleza rezumada, posiblemente, se alimentó.
Encantada D. Antonio.



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