viernes, 22 de marzo de 2019

EL AMOR CUIDA LA VIDA





Salía  de mi “Cole”.  Cruzaba  la calle Mariano Berrueta mientras se escuchaba una algarabía de voces adolescentes. A lo lejos divisé una riada multicolor fácilmente visible por los chalecos amarillos reflectantes. A los pies de la catedral. Inundaban la plaza de regla. De todos los tamaños y formas, de edades diversas y multitud de procedencias. No llegué a descubrir el motivo de la animada concentración . Pero  ver tal caudal de energía me entregó a una reflexión sobre   el don más preciado del ser humano. La propia vida. 

Ese don que celebraremos el próximo lunes  25 de marzo fecha de la Anunciación a partir de las 18.30 en la Plaza de San Marcelo. Este año con el lema El Amor cuida la vida. El cartel que la Conferencia Episcopal ha elegido para motivar la reflexión presenta a un padre mirando  a un niño repleto de sonrisa que se lleva la mano a la boca mientras mira con unos ojos llenos de ternura a un padre que le cuida. El niño, vestido con un jersey de lana de rallas blancas y rojas tiene síndrome de down. Ayer se celebraba precisamente su día coincidiendo con el día internacional de la poesía. No se si es mera coincidencia o no, pero cuando pienso en mi alumna Paula, una deliciosa muchachita  que comparte rasgos con el niño del cartel, pienso que no anda muy lejos la poesía. Quiere ser modelo, le encantan los colorines, es suave y discreta. Mira los cuadros con una particular perspectiva. Sensible y trabajadora. Tiene una gran memoria y una preciosa sonrisa. En su casa la deben querer mucho a juzgar por la felicidad que irradia. Es una suerte tenerla en mi aula y que todos los alumnos se acostumbren a convivir con realidades distintas. 

La riada multicolor, sus carteles y el lema de su manifestación desempañaron la ventana velada. Limpié los chorretones que empañaban mi ventana. De vez en cuando, trapo en mano, no queda otra que acometer honda limpieza. Amenaza la polución con adormecer la conciencia y la mirada del alma.

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