Corría el año 1994. Un día 23 de octubre. Desde las 5 de la mañana los imanes llamaban desde las mezquitas a la oración. A las 6 de la mañana las hermanas agustinas misioneras hicieron lo propio uniéndose también en oración de laudes. Orán amanecía aquel domingo en que la Iglesia Católica Universal celebraba la jornada del Domund. Desde la casa madre se oyeron dos disparos. Comenzaron las preguntas. Se escucharon gritos. Reinaba la confusión. Las hermanas Esther Paniagua y Caridad Álvarez habían sido asesinadas.
Tras la victoria del Frente Islámico de Salvación en el año 1990 la inestabilidad religiosa se había apoderado del país y el goteo de asesinatos de Cristianos era continuo. Esas consultas que los religiosos llaman discernimiento y que suponen abrir una reflexión para decidir fundadamente si debían o no quedarse les habían corroborado en su decisión.
Nos quedamos.
Caridad tomó como modelo el,pasaje bíblico de Abraham en el que Dios le pedía salir de su tierra así como el de la Virgen que se puso en camino para atender las necesidades de su prima Isabel. Sus enfermos, aquellos pobres niños musulmanes discapacitados del hospital en el que ejercían su misión las necesitaban. La leonesa Esther tomó como modelo a Jesús. El buen pastor que da la vida por sus ovejas y no abandona al rebaño en tiempos de zozobra. No es el discípulo menos que su Maestro. La decisión influyó en la misma embajada representada en la persona del embajador Javier LÓPEZ-Ugarte que ante la decisión de las hermanas decidió mantener la sede abierta junto a la oficina del Instituto Cervantes.
Los civiles, empresarios y trabajadores ya se habían ido pero los religiosos habían decidido quedarse.
Así que por ellos debíamos asumir la responsabilidad y quedarnos para darles soporte. Comentaba el embajador en una reciente rueda de prensa para hablar a los Medios de la próxima beatificación de las dos Religiosas.
La beatificación será el día de la Inmaculada en Orán en la basílica de la Santa Cruz.
El día 15 de diciembre se celebrará a las 12.30 en la catedral de León una Eucaristía de Acción de Gracias por su beatificación a la que asistirán hermanos, y hermanas agustinas de todo el mundo, también amigos y paisanos de Izagre, lugar donde nació la hermana Esther Paniagua. Junto a las misioneras se beatificará también a monseñor Pierre Clavarie obispo de la diócesis de Oran, a los siete mártires de Tibhirine , muy conocidos por la laureada película De dioses y hombres y otras once personas –seis mujeres y cinco hombres–
La sangre de los mártires que nutre la iglesia de Cristo. Vidas que no han sido arrebatadas sino donadas tal y como decían estas palabras de las hermanas: Nadie nos quita la vida porque ya la,hemos entregado.
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