Y nació la tarde envuelta en viento de caracolas,
envuelta en brumas de tristeza
y trajo sombras descarnadas
blandiendo guadañas de venganza.
Y comenzaron las distancias
que escucharon tus ruegos.
Y mascullaron oraciones
que pedían clemencia.
Nada fuiste para ser todo.
Nadie vino para llevarse el lodo.
Noche turbia
Arañazos sangrantes.
Dolor infame.
Nubes rojas.
Vasos rotos.
Sacramentos que no llegaron.
De sueños que se truncaron.
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