domingo, 26 de agosto de 2018

ENTRE FOGONES




A propósito de las andanzas de cierto premio Nobel por tierras de la montaña leonesa allá por los años de la Guerra Civil.

La acción transcurre entre fogones. En la cocina de un restaurante. En las Caldas de Nocedo. Un hermoso pueblo de la ribera del Curueño. Montaña leonesa.

- Le temo cada vez que le veo entrar por la puerta. Ahí como le ves, tan desnutrido que parece. Tiene una capacidad de deglutir asombrosa.

Los manteles ondean en la cocina en un domingo que se adivina concurrido. El personal de sala, enfundado en chaquetas blanco nuclear, entra y sale frenético mientras los cocineros alivian su excesiva carga culinaria comentando la voraz incontinencia de uno de los comensales.

- Llegó tísico ese Camilo. Parecía el espíritu de la colmena, digo de la golosina. Midiendo 1’80 llegó pesando 62 contaba Ricardón el de la Falange. Se aloja en su fonda, allá en la Vecilla. Dejó de combatir porque pilló la tisis.

- Pues a mi me contaron que fue su tío Pío, el Director Provincial de Obras Públicas. Viene a veces a pescar por aquí con el Caudillo.

- El angelito se ha pedido hoy una sopa, un plato de lentejas con arroz enriquecido con tropezones de jamón, oreja, morro, torrezno de primera y un buen trozo de carne semiárida con una sopera de patatas cocidas con mantequilla. Todo ello acompañado de una hogaza de pan candeal que se ha trincado prácticamente entera y dos vasos de vino tinto del Bierzo. Eso si. En vaso de agua para que cupiera más.

- Pues inapetente no vino el gallego.

- Debe ser que escribir da hambre. Dice que está escribiendo una novela sobre una familia.

- Aparta eso para los perros. Lo que tragan esos bichos. Su voracidad sólo es comparable a la de ese escritor de Iria Flavia.

En la cocina resuenan  las risas sonoras de los trabajadores cuando el metre, entre contrariado y asombrado asegura que el ilustre comensal literario reclama un segundo postre.

- Pues marchando Pascual. Habrá que tratarle bien. Lo mismo algún día aparecemos en la novela de este futuro premio Nobel.
- ¡Ja, ja! ¡Quién sabe Duarte!

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