viernes, 10 de febrero de 2017

DICHOSO RAPAZ

No podía con el. Lo reconozco. No podía con el.
Insolente, desafiante, zafio, irreverente, inoportuno. Tenía la virtud de revolverme todos los efluvios corporales de las más diversas procedencias. Me hacía perder los sentidos y no precisamente por razones amorosas.
Cada día nos importunaba en clase montando escenitas varias con el fin de marcarse un minuto de gloria delante de sus compis. Así que que diseñé un catálogo de castigos ejemplarizantes. Durante los arrestos en clase en el recreo, en los que yo también me quedaba sin mi adorado café aprovechaba para intentar inocularle algo de sensatez.
No había lío en el que no estuviera implicado.

 Pero lo que mas me preocupaba del angelito era que  acosaba a un compañero que también era alumno mío. Un muchacho con una sensibilidad muy especial.

.- Hombre Mario. Eso si que no me lo esperaba.
.- A mi también me han hecho bulling profe. Ya estoy hasta los aquellos de que me tomen por un gili.
.- Pero Mario si tu lo has pasado tan mal y has sido tan desdichado ¿qué ganas con hacerle al resto lo mismo?. ¿De verdad crees que compensa?. Tu no eres así, eres mucho mejor que todo lo que te empeñas en querernos mostrar.

Ese día marché desolada. Los hay que no tienen remedio, pensé.

No obstante la actitud con su compañero mejoró.

A los pocos días me dijo que me traía un regalo. Entre sus manos escondía algo. Recordé una escena parecida de cierta película en la que un muchacho travieso le regalaba una enorme araña a su institutriz. Me preparé para lo peor...

Cuando separó  sus manos apareció una  estampa  del Cristo de la Divina Misericordia. Al pie de la imagen aparecía la conocida oración: Jesús confío en ti.


.- Toma profe.

Esta es la oración que decimos al inicio de la clase, la misma que a menudo rezo en alto yo sola mientras ellos alborotan pareciendo ajenos a mi alrededor

Le pedí al alumno que me dejara darle un beso en la mejilla

.- Pero guárdala en la cartera ¿eh? y no se la enseñes a nadie, bueno a mi hermana si. A ella puedes enseñársela

¡Dichoso rapaz!

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