Tímidamente se acercaron las dos una vez tomaron el acuerdo de hablar conmigo.
Distintas en apariencia. Una rubia y pálida como la nieve de diciembre. La otra de cabellos cobrizos y profundos y expresivos ojos, unos ojos rebosantes de historia que son ventanas opacas que albergan toda la tristeza de la nostalgia.
Las alumnas querían proponerme algo. Que les contara a sus compañeros de clase la historia sobre
la pena que anida en el corazón de la niña de piel canela. Recuerdo cuando les pedí los datos personales para la ficha que les hago a principio de curso. Sin preguntárselo ya me dijo que su padre, de nacionalidad árabe, vive en un campamento de refugiados en Tinduf.
Profesora, ahora en Navidad nos piden ayudar a muchas personas, pero nadie se acuerda de ellos.
Sorprende oírla hablar con esa firmeza. De ordinario es silenciosa y muy reservada.
Pero esto es distinto.
A Salma le crecen las alas de la justicia cuando necesita reivindicar su inquietud.
Así que he investigado sobre la tristeza de estos olvidados. Una masa de personas sin nacionalidad ni identidad legal que viven en el desierto en mitad de ninguna parte. Apátridas sin recursos que subsisten gracias a la caridad internacional, pero que defienden con uñas y dientes una dignidad que nuestra indiferencia no ha logrado arrebatarles. La tragedia del pueblo saharaui.
Mientras la niña habla de sus orígenes sus ojos se llenan de noches de desierto buscando respuestas.
Yo soy de allí aunque viva aquí. Mi madre y hermanos son católicos, mi padre es musulmán.Yo soy mestiza.
Mi alumna es un puzzle humano perfectamente diseñado por las manos del Creador y construido a base de retazos procedentes de múltiples lugares. Amalgama de culturas y razas. Diversidad necesaria y esperanzadora
La niña apenas sabe nada de aquellas gentes. Nunca ha dormida en una jaima, y sus ojos no se han perdido entre la lejanía de las dunas del desierto. Nunca ha visto a su padre, sólo conoce su nombre aunque le ha escuchado y sabe que Fahdir la quiere y no la olvida. Suspira por conocer aquellas gentes de las que procede su herencia tal vez bereber.
Ellos que son los preferidos del nazareno, aquel que pronto, hará unos 2017 años hubo de nacer en una cueva en Belén porque siendo pobre no había sitio para él en la posada.
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