A veces me desborda la primavera
entre los poros de otoño
fluyen los ríos
como pieles de serpiente
que acometen en la mañana.
Y entonces te sueño
y me danzas a la intemperie
busco la nieve
en los huecos del sol caliente.
Y sigue rebosando
con sus flores de plástico
que saben a nube roja,
a tardes entrelazadas
que sucumben
entre el eco de nuestras plegarias.
Y recojo la Primavera
y escindo el llanto.
Mientras asesino a la tarde
y espero, sentada, a la aurora.
PD. Lo bueno de no ser poeta famosa es que los críticos nunca intentarán hurgar en las entrañas de lo que Violeta dice, de lo que Violeta siente, de lo que Violeta sueña.
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