La fila de corregir deberes.
Dibujo de FANO |
Por Marta Redondo. 10 septiembre 2019. Iglesia en León.
Esta es más chula que la fila de corregir deberes.
Me lo dijo bajito. Tapando la comisura derecha de los labios con la mano extendida.
En ese momento no supe cómo tomármelo. La deliciosa mente infantil de Carmen, una preciosa motrileña afincada en Valladolid y forofa de León, suele interpretar la realidad con esa de ingenuidad que es impronta solo de niños.
Estábamos en la fila para recibir la comunión de manos del canónigo D. Teodomiro. Era un domingo de septiembre. Se celebraba la Natividad de María. En los bancos del templo había varias familias juntas compartiendo la misa dominical. Parejas de diferentes edades, jóvenes y adultos. El sol penetraba por las ventanas filtrando una claridad que vestía de gótico el edificio isidoriano. De fondo se escuchaban los parloteos de unos pequeñuelos que pululaban por una de las naves laterales.
Se respiraba la paz que siempre albergan esas paredes santas de San Isidoro.
Y Carmen captaba todo eso. Y lo valoraba en su justa medida.
Luego me descifraba el enigma de la fila.
La fila de corregir deberes -contaba- es una cosa muy chula que se ha inventado nuestro “profe de mates”Ángel . Es como un segundo recreo. Nos ponemos en la cola y revisa nuestro cuaderno. Si los deberes están mal o no los hemos hechos nos dice algo gracioso, como un chiste, pero que tiene como una moraleja. Pero si están bien hechos o al menos ve que nos hemos esforzado nos pone una mesa con chucherías. Y si nos tiene que suspender nos suspende. Pero es bueno y justo. Yo le quiero mucho.
Y entonces volví a repensar la frase y el momento en que la niña la pronunció.
Precisamente cuando íbamos a comulgar. En la Eucaristía. El preludio del banquete celestial.
En esa fila mil veces mejor que la de corregir deberes.
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