Allí estaban el Señor y la señora Happy. Esperando como siempre pacientemente a que sus hijos Benja y Clemen se decidieran de una vez a cerrar los ojos. A su lado Coli, la mascota de la familia, oteaba en derredor pacientemente esperado el ansiado momento en que el sueño venciera a los pequeños para recibir su ración ósea . Mientras, la pequeña Clementina, envuelta en su nívea envoltura, soñaba con aquel cielo de zanahorias que aparecía en el cuento de Gloria Fuertes que su madre le leía cada noche...los conejos que han sido buenos irán a un cielo de zanahorias...
Cyntia también quería ir a un cielo de chuches donde no hubiera ni un sólo niño a ser posible.
Al lado de Clementina , y con los ojos bien abiertos, Benjamín, su pequeño hermano peludo y de largas orejas un poco mas que las suyas , tampoco conciliaba el sueño. Una vez más le atormentaba recordar a aquella panda de matones que le amargaban el recreo todos los días con la misma cantinela: “¡Venga enano! ¡A ver cuando creces!”. Benja se preguntaba cuando diablos iba a pegar el estirón que le prometía su madre tras contarle el cuento nocturno sobre las aventuras de Bugs Bunny. Pero miró a papá y a mamá. Ellos le protegerían.
¡ Cyntia! ¡Cyntia! La voz de su madre le sobresaltó provocando la caída de la caja al suelo. Los cincos pequeños conejos y el resto de enseres que poblaban su pequeño mundo de cartón rodaron por el suelo. Otra vez al colegio. Otra vez a enfrentarse a aquel grupo de niños que no la dejaban en paz. ¡Enana!¡enana! No podía soportarlo más. Mientras reconstruía su casita de muñecas pensó en el cielo de chuches...un buen sitio para refugiarse sin duda...cuando podría ir?. Su madre entró en la habitación ¡que te pasa mi niña! Que tienes? Y entonces la pequeña, soltando la casa de muñecas, se abrazo fuerte a su madre....
No hay comentarios:
Publicar un comentario