Como si de una película de acción se tratase vuelan raudos por las calles madrileñas con el carrito de la compra llevando a su amiga borracha en busca del centro sanitario más cercano.
Este juego es distinto a cualquiera de los que han jugado antes. En los otros ellos marcaban las reglas, dictaban las instrucciones, descartaban estrategias, consensuaban finales. La diversión estaba asegurada.
Pero hoy se les ha ido la mano. Siendo niños jugaron a ser mayores. Esta vez jugaron con fuego y el fuego
les devoró.
Cuando la hermana de Laura quiso izarla para sacarla del carrito, el alcohol ingerido ya había terminado con el juego de una vez para siempre.
¡Maldito botellón!¡Maldito Halloween!!
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