El perro morao. Lita Cabellut |
Allí estaba Rocío: una hermosa mujer, hembra de raza
gitana, larga y frondosa melena de rizos
ensortijados con los que a menudo habrá jugado el viento.
Resultaba muy sencillo centrar la atención escuchando
su bello y gracioso acento extremeño. Las palabras parecían entrar
por el pabellón auditivo danzando. Hasta las palabras nacen de sus bocas
con ganas de danza. Pero los tópicos zíngaros quedaron ahí ya que Rocío
vino a derribarlos con su apabullante testimonio que rezumaba
autenticidad y compromiso.
Escucharla fue una oportunidad que nos ofreció
el Secretariado Gitano de León en el marco de una actividad para dar a
conocer la interesante labor que lleva a cabo en nuestra provincia. Nuestro
Instituto tuvo la suerte de recibir a cuatro gitanos y gitanas que
orgullosos de serlo vinieron a prestar su testimonio a los alumnos de 1º y
2º de ESO.
Rocío es química, máster en Educación y
docente. Curiosamente tiene un hermano también gitano que ha elegido una
profesión curiosa para alguien de su raza. Es guardia civil.
Muy niña perdió a su madre y lejos de hundirse se propuso estudiar con ahínco para que su madre,dondequiera que estuviera, pudiera sentirse orgullosa de su niña morena.
Comenzó obteniendo las notas más brillantes, pero con la adolescencia llegaron las primeras crisis. Conoció a un novio poco recomendable que la empujó a "pirarse" las clases para ir al parque a fumar porros. Pero un día su padre se detuvo a hablar seriamente con ella y le dijo unas palabras que fueron determinantes para cambiar de rumbo:
¿Tu quieres estar en casa en zapatillas con un moño "mu" grande?.
Y el milagro se obró. Retomó los estudios con voluntad y consiguió acceder a la Universidad. "Nadie que haya estudiado se ha arrepentido", este fue el mensaje profundo que transmitió al auditorio entre los que se encontraba un nutrido hermanos de sangre caló.
Muy niña perdió a su madre y lejos de hundirse se propuso estudiar con ahínco para que su madre,dondequiera que estuviera, pudiera sentirse orgullosa de su niña morena.
Comenzó obteniendo las notas más brillantes, pero con la adolescencia llegaron las primeras crisis. Conoció a un novio poco recomendable que la empujó a "pirarse" las clases para ir al parque a fumar porros. Pero un día su padre se detuvo a hablar seriamente con ella y le dijo unas palabras que fueron determinantes para cambiar de rumbo:
¿Tu quieres estar en casa en zapatillas con un moño "mu" grande?.
Y el milagro se obró. Retomó los estudios con voluntad y consiguió acceder a la Universidad. "Nadie que haya estudiado se ha arrepentido", este fue el mensaje profundo que transmitió al auditorio entre los que se encontraba un nutrido hermanos de sangre caló.
Sus compañeros María, Sebas y Maribel contaron historias
parecidas. Los tres tuvieron que vencer grandes obstáculos para llegar a
tener estudios universitarios pero hubo un nexo de unión entre ellos: el apoyo
de una familia.
María repitió varias veces la necesidad de conquistar
espacios para el pueblo gitano.
Gracias a ellos he conocido la fascinante historia de una
gitana llamada Lita Cabellut:
Lita fue una a niña gitana nacida en una barriada de Barcelona.
Nunca supo nada de su padre y su madre que era prostituta, la abandonó cuando solo tenía tres meses. Fue su abuela quien la crió, aunque no la permitía ir a la escuela.
Vivió en la calle, pidiendo limosna por Las Ramblas o en el mercado de la Boquería hasta que su abuela murió , y fue internada un orfanato a los ocho años. A los trece años una familia de clase alta la adoptó y su fortuna cambió. A pesar de ser analfabeta y disléxica pronto alcanzó el nivel de sus compañeros.
Un día que su nueva familia le llevó al Museo del Prado descubrió su vocación artística. Acudió a clases de pintura, ingresó en la Gerrit Rietveld Academy de Holanda, país donde ha fijado su residencia y allí ha alcanzado el reconocimiento de ser la artista española más cotizada a nivel mundial. Según los expertos sólo hay dos españoles que vendan más que ella: Juan Muñoz y Miquel Barceló.
Una historia soprendente la que esta semana me han regalado las Aulas repleta de tópicos rotos: mujeres gitanas universitarias, un gitano guardia civil, y una mujer también romaní que pasó de estar perdida por las calles de la ciudad a convertirse en la reina de las principales galerías de arte mundiales.
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