jueves, 26 de mayo de 2016

El espejito de Beatriz




Las cámaras de seguridad captaron la imagen justo cuando Beatriz se disponía a meter aquel precioso espejito de aumento en el bolsillo trasero de su pantalón. 

En clase todas sus compañeras tenían uno parecido para depilarse las cejas o ponerse la raya para realzar la profundidad de su mirada y hacerla turbadora para los compañeros del sexo opuesto. Así que ella que era tan bonita, con aquellos preciosos rizos caprichosos y una sonrisa arrolladora no podía ser menos. Bastante duro era ya de por si no poder llevar unas "Vans" o calzar unas "Hunter" para los días lluviosos que esa primavera abundaban.

Así que se arriesgó y perdió. Y allí apareció en comisaría con otros tres compañeros del "Insti".

Cuando su madre se enteró de lo sucedido le rodeó el cuello fuertemente con sus dos manos y juró axfisiarla a voz en grito. Seguro que pudieron escuchar las voces: "¡Desgraciada! vas a acabar en cualquier esquina como sigas por ahí". Los vecinos no se sorprenderían, llega un momento en que se acostumbran a las trifulcas y se hacen insensibles. Los últimos compañeros de aquel viejo inmueble de ni siquiera se percataron de que tuvieron que mudarse al piso de acogida para huir de las agresiones de su padre, un tipo violento y alcohólico.

Por eso Beatriz siempre estaba metida en problemas. Se había convertido en su status natural de tal manera que echaba de menos el bullicio en tiempos de paz. Coleccionaba amonestaciones, partes, acuerdos reeducativos, expedientes disciplinarios con expulsión. Siempre andaba metida en líos y frecuentaba la compañía de iguales. Nada más verse se oteaban, los "marcados" por el infortunio.

Así que no pudo por menos de extrañarse cuando aquellos brazos le rodearon con una misericordia infinita nacida de un firme convencimiento de que lo único que separaba a Beatriz de la paz era una infinita carencia de amor. Y recibió aquel abrazo entre lágrimas sanadoras como un perdón llovido de un cielo que le estaba esperando con los cielos abiertos. ¿De verdad llevaba ella la huella de Dios?...le costaba creerlo, más que de huella aquella profe debería haberle hablado de pisotones. Todos los que ella había recibido y que estaba dispuesto a devolver con creces. 

Pero¿si fuera verdad?¿ si aquellas palabras fueran ciertas ?...Dios hunde primero lo que luego usa...eso sonaba muy fuerte. Pero una pequeña luz, como un chispazo de mechero parecía encenderse en algún pliegue de su interior cuando le daba vueltas a la frasecita...carai con las frases del día...esas clases...


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NARANJAS DE ESPERANZA