lunes, 18 de abril de 2016

ESTAMPAS DE POBRES





Es Antonio el portugués, el hombre del gorro ruso, la mujer rumana que pide a voces monedas para comida o el muchacho que clama sin decir nada para hincarse veneno en las venas una vez más.
Agazapados en las esquinas, esperanzados a las puertas de las Iglesias, abandonados en los cajeros automáticos, desolados flanqueando el acceso al supermercado de la avenida, avergonzados recibiéndonos antes de entrar al "Zara" de turno. Interpelándonos con la mirada triste del que ha perdido el aprecio a si mismo y al prójimo que pasa a su lado sin dirigirle tan solo una mirada. Sólo de vez en cuando se le posan los ojos de un niño al que aún no hemos ganado para la causa de la impasibilidad. Un día se van porque se los lleva el rigor invernal, la desgana del tiempo o la providencia divina. Su puesto permanece vacío hasta que llega otro pobre de cualquier otro lugar que llena el hueco con su vacío. Y sigue la estampa del transeúnte que camina pasando y acompasando el paso a la desazón, la indiferencia y el olvido.

Te dejo este bello poema de la gran Gloria Fuertes que con su corazón de niña sabía mirar las cosas como nadie. Me lo leyó otra niña con corazón de duende de camino a la escuela

ESTAMPA DE INVIERNO

Nevaba. Un viento daba bandazos.
Una pobre pedía limosna
con un niño en los brazos.

_Una limosnita para mi niño,
tiene hambre y está enfermo,
en esta noche de invierno.

Una señora le da una "pela"
y mira al niño envuelto en una tela

-¡Qué morro!¿Qué engaño!
Si es un muñeco, no es un crío.

_¿Qué quiere, que saque al de verdad
con este frío?

(La señora no dijo ni pío)

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