Dícese del término musical que deja subjetivamente en manos del intérprete que ejecuta la pieza el modo de tocar o cantar la obra. Resulta muy placentero y cómodo para el músico poder dar vida a la obra, hacerla renacer en sus manos o cuerdas vocales imprimiendo su propio estilo. Y es que no hay nada que más le guste al ser humano que realizar su santa voluntad pese a quien pese. Nos pasa a todos. Aunque no siempre sea posible.
Como le ha pasado hoy al Consejero de Educación Fernando Rey, que ha recibido el abucheo de toda la Comunidad Educativa del Conservatorio de León al oponerse ésta - entre las que me incluyo como madre implicada - a que este Centro de formación de músicos sea trasladado a los bajos del Estadio Reino de León. Las principales razones de la oposición son la falta de dignidad de un edificio alejado del centro y que se haya enclavado en una zona transitada por prostitutas en las últimas horas del día.
Nada tengo contra estas pobres mujeres que me inspiran sobre todo lástima, y más desde la conferencia que escuché ayer a Ana Almarza - responsable del proyecto Esperanza de las Adoratrices -. Estas víctimas de la trata tienen que soportar a diario multitud de humillaciones y extorsiones de clientes y mafias que muchas veces las amenazan sin piedad y con total impunidad. Esta religiosa nos contaba el caso de una mujer que había llegado muy asustada al piso de acogida. Pues bien, cuando estaba allí la mafia asesinó a tiros al padre y a la madre de la mujer acogida. La pobre sólo quería morirse. De hecho una serie de voluntarios la acompañaba día y noche para evitar cualquier intento de suicidio en medio de la desesperación. Ana os nos contó también el caso de una chica que llegó tan magullada de una paliza que apenas tenía un milímetro de piel por la que poder agarrarla al menos para reconfortarla con un abrazo. Mujeres rotas por caprichos de hombres que acuden a ellas para satisfacer un instinto insatisfecho. Hombres carentes de muchas cosas pero sobre todo de una: respeto al otro.
Aunque me gustó saber que entre los voluntarios que acompañan a las chicas hay tres hombres que hacen noche en su piso: las acompañan, las hacen la comida, mantienen con ellas conversaciones que les devuelven a estas féminas la fe en el sexo masculino cuando son capaces de verles como amigos, compañeros, personas que las tratan como seres humanos. Hoy hablando con mis alumnos mayores de este tema me ha reconfortado descubrir que hay mucho chicos extraordinariamente sensibilizados con esta triste realidad.
Y a todo esto comenzaba hablando del Conservatorio y he acabado hablando de aquellas de las que el mismo Jesús dijo que nos precederían en el Reino de los Cielos. Quizá porque cuando a una le cuentan cosas como estas que comparto contigo todo se relativiza.
Creamos en la posibilidad de que un día sea posible que esta forma de esclavitud desaparezca y dejemos al gran Señor de la Vida que las cosas se hagan según su voluntad. Es de justicia que el Creador ejecute su gran composición "Ad libitum" y que comencemos a comportarnos con la dignidad que se espera del ser humano. Mientras tanto los que nos dedicamos a la educación eduquemos e insistamos. No matemos nunca la esperanza...
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