Todos en la vida nos hemos sentido en algún momento nuevos en algún lugar, sea una ciudad, un nuevo puesto de trabajo, un colegio o una situación personal y familiar que cambia.
A menudo nos ha costado adaptarnos a los cambios adaptando estrategias muy diversas: desde la rebelión ante una la situación que incomoda por haber surgido de un desarraigo y que nos lleva a mirar con desconfianza todo lo que nos rodea hasta el mimetismo complaciente que adoptamos para ser aceptados en nuestro nuevo destino.Pero al final lo normal es acomodarse y se tiende a tornar al estado originario de autenticidad. La marca personal resurge y es cuando las cosas empiezan a ir bien, o al menos razonablemente bien abandonando toda pose de posticidad.
Hay personas que serán inquietas toda su vida, y se encuentran en incesante búsqueda, parecen estar diseñadas para la peregrinación constante, tienen una indudable sangre nómada que les impele a cambiar constantemente su estado, trabajo, amigos...y cifran su felicidad en el constante cambio de vida y entorno, corazones inquietos que no cesen de mirar incesantemente a un lado y otro.
A Glenn Frey, guitarrista de los Eagles, le ha tocado emigrar a un nuevo destino. Hoy moría a los 67 años en Nueva York. ¿Quién no recuerda el célebre Hotel California? con el que muchos practicamos nuestro inglés.
O esta hermosa canción que habla de Johny, un muchacho que llega nuevo a una ciudad causando una gran expectación, y con el corazón un tanto afligido por un amor que dejó en su lugar de origen y que seguramente le añora y espera y al que quiso decirle muchas cosas detrás de aquel profundo abrazo.
Ahora Glenn ha partido hacia una nueva ciudad y desde hoy será por un tiempo the new kid in town, ojalá en esa ciudad que le esperaba le hayan recibido con los brazos abiertos y los oídos ávidos de dejarse mecer por la preciosa música que emiten las cuerdas de su guitarra. D.E.P.
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