Hoy abracé a una amiga que estaba hundida, besé a un ex-alumno anarquista que está leyendo el Nuevo Testamento, consolé a una alumna a la que estaban acosando porque no cumple los cánones estéticos que la tele nos demanda, disfruté el recreo comiéndome un regaliz que un alumno me regaló mientras compartía confidencias, soporté las sandeces de un descerebrado al que no han podido educar...de momento, sonreí con las ocurrencias de una pequeña de 10 años que asegura que los adolescentes necesitan espiritualizarse, y tuve la suerte de recibir un beso de mi madre al principio del día.
Pasaron otras muchas cosas que salpicaron el día de luz y de música. Y que han hecho que la jornada no esté transcurriendo en vano sino plena de acontecimientos que hilvanan mi existencia junto con la de los míos y que hacen que mi vida hoy esté siendo más humana y por lo tanto más feliz.
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