Oteando en una Red Social me topé con una imagen que me desgarró.
La mirada lánguida y penetrante de Fátima Qoba, una niña de 12 años que yace tendida en la cama de un hospital al borde de una muerte por inanición. La pequeña tan sólo pesa 10 kilos. Y sobrecoge en su delgadez extrema. El médico que atendió a la pequeña en el hospital de Yemen explicaba que todas las reservas de su cuerpo se han consumido de modo que tan sólo le quedan los huesos. La pequeña luce un vestidito naranja con grandes motivos florales y cubre su cabeza con un velo negro con dibujos y cenefas blancas. Pero lo que realmente llaman la atención son sus profundos ojos oscuros que parecen escrutar y rogar. Hemos estado trabajando la imagen esta semana. La técnica que he usado se llama rutina de pensamiento. Y consiste en seguir el proceso que nuestro cerebro sigue desde que ve una imagen hasta que se interroga por ella. Le llamamos el Veo, pienso, me pregunto. Los alumnos han visto los ojos de Fátima de muchas maneras distintas. Algunos aseguraron que son ojos de anciana, otros vieron en ellos los ojos de un animal, una niña aseguró que veía asomarse a ellos la esperanza. De cualquier manera les he visto sobrecogerse. La niña es una más de los cinco millones de menores que se encuentran en riesgo de muerte por la hambruna de Yemen, país en guerra que está sufriendo la peor crisis humanitaria del mundo. Fátima fue expulsada de su casa junto a sus 10 hermanos y su padre.
Una niña de tercero de eso aseguraba que tiene demasiadas cosas en su armario, el compañero de su lado reconocía la suerte de poder acudir a un centro educativo y vivir en un país en paz. Y otra alumna decía que quería hacerse vegana para no malgastar recursos que podían distribuirse de manera más justa. Fátima no dejó a nadie indiferente.
Y las preguntas siempre giraban en torno a un por qué.
Otra vez el hambre que nos sale al paso y se cobra la vida de los más indefensos. Esta vez en una niña con nombre de advocación mariana a la que afortunadamente los médicos podrán salvar con un mes de tratamiento y adecuada atención sanitaria.
VEO un drama que nos sobrepasa.
PIENSO en que en la era de los avances y la tecnología aún seguimos permitiendo que mueran inocentes en las guerras.
Y ME PREGUNTO …¿hasta cuándo Señor?
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