lunes, 18 de febrero de 2019

CANCIÓN CAUTIVA


Violeta Stein

El cenutrio y la violeta simplona se afanaban por intentar descubrir de dónde demonios podría salir aquella voz.

Te vas Alfonsina en tu soledad.

Registraron cada celda-ataúd una por una. Hurgaron  hasta el más mínimo recodo. Escudriñaron cada  milímetro de cada rincón. Pero nada pudieron encontrar.
Cada tarde la machacona melodía resonaba en sus cerebros taladrando la frágil conciencia del estúpido Giacomo y el velo frágil del alma de la bobalicona violeta inerte.

Qué poemas nuevos fuiste a buscar

Pero nada pudieron encontrar.

Los aviones, llevándoselos a todos, habían partido un anochecer hacia el mar por la ruta de los cadáveres sin dueño. Por allí estaría flotando la canción cautiva.

A ninguno pudieron encontrar.

Giacomo sigue  persiguiendo el eco ensordecedor de un murmullo de locos mientras la violeta inerte continúa buscando historias para mitigar su pena.

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