¡Pues si que han pasado cosas desde que te dejé aquellos apuntes para el examen de Diplomatura compañero!
¡Quien me iba a decir a mi que detrás de aquella sonrisa franca y afable se escondía todo lo que hemos podido descubrir, entrever y contemplar hoy en toda su plenitud!
En ese marco incomparable de la Catedral has pronunciado hoy un si quiero antológico amigo Higinio.
Mágica ha sido la celebración litúrgica que ha exhalado la deliciosa belleza de la liturgia católica. Ese entramado de gestos y signos amasados con la consistencia del paso de los años que el alma hacia el cielo. No se puede negar que cuidar las ceremonias es algo que engrandece y dignifica el culto. Y eso se ha observado de una manera especial en la ceremonia que hemos presenciado hoy.
¡Claro! Todavía no lo he dicho. Enredada en apreciaciones accesorias me he olvidado de lo más importante. Tenemos un nuevo Diácono Permanente en la Diócesis de León. Un hombre de profesión Guardia Civil -como muy bien ha recordado él en su discurso final - casado y padre de dos hijos. Higinio ha oído la voz de Dios y la ha escuchado embarcándose en una aventura complicada pero apasionante a la vez.
En ese discurso final hemos podido corroborar lo que sospechábamos. Que "sos" -como diría el Papa Francisco - un gran tipo al que Dios ha "primereado". Has dado gracias a Dios por elegirte, al Obispo por ordenarte, a tus formadores, amigos, párroco, compañeros de profesión. Hasta ahí todo iba bien. Pero se te ha quebrado la voz al nombrar a Ana, tu mujer, que como muy bien has dicho es la piedra angular de tu vocación y que de alguna manera también se ordena contigo porque asumirá todas las virtudes e inconvenientes de tu nuevo estado.
Ha sido muy especial compartir contigo todo eso Higinio. Y una suerte que quisieras elegir la estola que tus hermanos del Movimiento Familiar Cristiano de León te regalamos para revestirte por primera vez ante la comunidad cristiana como Diácono Permanente.
Hemos sentido verdaderamente y de modo pleno la comunión eclesial.
Hoy en la Catedral de León ha revoloteado de una manera intensa y gozosa el Espíritu Santo.
Enhorabuena querido amigo.
Gracias por este regalo.
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