Regresaba triste de uno de mis centros de trabajo. A mi lado debía viajar una compañera a la que traigo los martes. Pero hoy se había quedado en casa. Anoche perdió a su pequeño cuando aún estaba en plena gestación dentro de su vientre. Si procuro conducir con precaución habitualmente los martes pongo especial cuidado cuando me acompaña ella. Tras contarme la feliz noticia me parecía que su fragilidad merecía mi celo en la conducción. Ella de por sí es una criatura delicada, de esas personas especiales, con una elegancia natural poco común y la inminente maternidad la había dotado aún de mayor belleza.
Pero hoy Radio Clásica fue mi compañía. De pronto una melodía sugerente me cautivó. Un mujer entonaba un canto en un idioma conocido: quizá el arameo. Una oyente había hecho esa petición: por favor - solicitaba - quiero que pongáis "El himno a la vida" de Fenando Arbex. Se lo dedico a todos los niños que se quedan a mitad del camino fruto de la barbarie. La voz de la oyente pareció quebrarse.
Parece ser que esta parte de la Suite pretende emular una posible nana que la Virgen cantaría al pequeño Jesús para ayudarle a conciliar el sueño.
Mientras me deleitaba aspirando sus notas pensé en el pequeño de mi compañera. Seguro que Dios habrá dispuesto una madre que le cante nanas en el cielo hasta que pueda reunirse con la suya.
No dejes de escucharla. Y piensa en el último bebé que hayas tenido en brazos. No creo que haya nada más maravilloso que la vida que se abre paso.
Por cierto, como curiosidad, el compositor Fernando Arbex era el fundador y batería del célebre grupo musical Los Brincos, compuso varias obras de contenido religioso fruto de una conversión. Murió después de una larga enfermedad a los 60 años.
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