domingo, 4 de julio de 2021

CUENTO



 Lacia y lenta la violeta languidecía

disipaba

su recio color púrpura entre las hendiduras

del añejo portalón de roble

que custodiaba el acceso 

al caserón de adobe.

El sol se filtraba a través de las rendijas

de las estancias solariegas, 

luz latente tras los ventanales opacos.

Y la Luna gemía por el abandono.

En esto llegó un colorín sonoro

viveando el tapiz sonoro del enrejado.

Gorjeaba alentando a la mañana

en ímpetu raudo  

volviendo romas las aristas del olvido.

Y se posó en la violeta  lánguida 

que palidecía,

y cantó sus trinos lisonjeros,

y crepitaron las aguas del manantial arcano,

y estalló la noche en la ventana,

y se escapó la Luna en la mañana,

y sonaron versos 

en el dulce anhelo

que a gustar convida.




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