viernes, 30 de julio de 2021

HASTA EL CURSO QUE VIENE



 

Llegamos al final de una temporada de sobresaltos, anhelantes de reencontrarnos con los paisajes estivales. Regresan a nuestros pueblos, en racimos, los alejados, tal vez un tanto más recelosos por las circunstancias, pero siempre anhelantes de compartir recuerdos y vivencias. Las terrazas de los bares se pueblan de cafés mañaneros compartidos, risas al atardecer. La iglesia se llena de fieles que se miran expectantes a pesar de la insoslayable mascarilla, y los caminos se pueblan de paseantes vecinos y foráneos que detienen su caminar para narrarse los aconteceres que llenaron el extraño curso que nos vio sortear obstáculos y lidiar sobresaltos. En las conversaciones el protagonismo es para el de siempre, que sigue pertinaz en sus oleajes, pero también se habla de los ancestrosy de los tiempos de antaño en que todo se adivinaba más cristalino y afable. En derredor riadas de niños crepitan cascabeleros ajenos a preocupaciones adultas. Y los abuelos, en el banco distante del tiempo combaten el olvido perdiendo su vista en las montañas. 

Sucumbe la tarde.

El día acaba en un deseo sincero y santo. 

Hasta mañana, si Dios quiere. 

Hasta el curso que viene, amigos

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