viernes, 2 de octubre de 2020

EL MISMO

 



Al salir de clase se acercó Bilal móvil en mano.

Profe déjame que te ponga  un vídeo.

Bilal es uno de los alumnos musulmanes que desde el año pasado se viene matriculando en religión católica.

El año pasado en cuarto de ESO.

Este año en primero de Bachillerato. Tenemos dos horas.

Quiero que él y Abde se encuentren a gusto. El mero hecho de tenerles en clase es un regalo. Ambos son magníficos, sobre todo como personas. Nobles, respetuosos, agradecidos. Valoran lo que tienen y respetan a sus mayores. Tienen mucho que enseñarnos.

El vídeo que Bilal quería mostrarme era de un niño sirio que, hablando en su lengua, narraba, entre lágrimas, sus desdichas como refugiado. 

No entendía su discurso pese a que Bilal me iba traduciendo las palabras árabes. Pero me bastaba mirar los grandes ojos repletos de pena de aquel pequeño de siete años.

Profe ¿sabes lo que a dicho al final el niño? Ha dicho : “Ya veréis cuando le cuente a Dios todo esto que estáis haciendo.”

Tragué saliva e intente sobreponerme a la pena.

El día debía continuar. Tenía clase con tercero a continuación.

Bilal me sonrío con tristeza por encima de la mascarilla.

Su Dios, mi Dios. Compasivo. El mismo.

Presiento que este grupo de Bachillerato me depara grandes mañanas.

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