Quizá si dejo de buscarme
podré encontrarte.
Como dijo el principito
lo esencial es invisible a los ojos,
solo con el corazón
se puede ver.
Hoy te vi de lleno
te adheriste a mis manos
con la fuerza de las llagas
de tu cruz.
Cuerpo de Cristo
sangrante, descarnado, maloliente.
No eres el Cristo sonrosado
que nos venden
eres un Cristo que cuesta
lleno de costras, descarnado.
Para golpear mi orgullo.
Con ellos no se juega
retumbaste en mi conciencia
y quebraste mis pasos
para hacerme besar un suelo
que tú mismo me has dado
para que lo pise, sin pisarlos.
Y caí al suelo
sin apoyo, besé la tierra que hizo.
Estalló la luz del desencanto
fui vencida por mis vanos destellos
puro engaño.
Hágase Señor.
Hágase tu voluntad.
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