sábado, 2 de noviembre de 2019

DE PROFUNDIS


Por Marta Redondo. Para la sección de Opinión de la Crónica de León. 2 de noviembre.



¡Cuán gritan esos malditos en tiempos de carnavalComienzan los griteríos. La campaña electoral. Emergiendo en lúgubre noche surgen huestes espectrales. Al vulgo han de  convencer de que viene siendo menester decidirse necios, medios  y cabales.
Rostros traen de ceño adusto, oran plegarias al cielo  queriendo esconder el susto de la sombra del recelo. 
¡Pardiez!  Saben que  el  día diez llegará  el desenlace   que les deje liberados  de este tan  duro trance. 
Y aunque almas cándidas juzguen  que el voto no es  purgatorio sino algo muy  perentorio, no les quepa alguna duda. En ocasiones este también  muda.
Ya acuden a la taberna del laurel prestos los jugadores. Para ganar  tan arriesgada  apuesta exhiben  galanes conquistas de los  que están en las listas. 
Los candidatos el  galardón del gobierno quieren del cielo gozar . ¡Mal rayo parta al infierno! Todos pretenden medrar.
Muestran ufanas propuestas que den el  corte de manga a las  funestas encuestas  que siempre amargan las fiestas. 
Sanidad, Economía, Vivienda. Hacienda, Justicia y educación. Y siempre,  sin redención,  todos  mentan sin olvido a la pobre religión. Clásico de cada legislatura la tan manida asignatura.
Hablan mucho y muy seguido, no escuchan al pueblo llano no vaya  a ser  que un  hermano les hable del tema  tabú ¡Por Belcebú! Nadie será tan bellaco de nombrarles    el desmán de ese  asunto catalán. 
Mientras tanto en velatorio yace un  elector doliente que busca como penitente tomar decisión correcta. Temeroso   como plañidera de dar confianza a cualquiera. 
Ya sale en Santa Compaña la hilera de candidaturas en sagrada  peregrinación soñando con ser lumbreras de  la próxima elección. Ya se escuchan los ábregos otoñales que acunan los cipreses del cementerio, mientras los del flagrante adulterio ocultan sobres lujuriosos.
La dama de la guadaña se da muy buena maña para venderse a buen precio si el fin merece la pena. Ella siniestra y huraña sabe mentir con salero y  cavar a palada batiente la tumba de la democracia. ¡Traición!¿Resurgió la corrupción? Se frotan manos con esmero. Poderoso caballero es D. Dinero.
Los militantes subyugados escuchan disertar  a sus votados. 
Y nosotros,  triste lectora, lector que también suspiras, censos de nombres repletos, urnas que estáis en los cielos, sillones azules que esperáis nobles posaderas. 
Dejad todo abatimiento. Tened fe en la salvación. En la diosa crítica en cualquier cuita política. Ella, siempre al acecho, de deberes y derechos. Nuestro más insigne  don: la noble    Constitución. 

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