viernes, 28 de septiembre de 2018

EL POLLITO ACOSADO




Libre, oh libre, mis ojos seguirán aunque paren mis pies. Eso dejó escrito Jokin en un chat de internet antes de decirle adiós a la vida. Fue hace unos 14  años por estas fechas. El día anterior nuevamente había recibido una paliza de sus compañeros de 4º de Eso del instituto Talaia de Hondarribia. Llevaba dos años padeciendo ese infierno. Todos a su alrededor conocían la situación menos las personas más cercanas a él. Dicen que tenía una personalidad compleja capaz de camuflar sentimientos y temores. Pero sus profesores conocían la situación, la comentaban en los pasillos, saldría en más de un café del recreo…aunque nadie hizo nada. Y Jokin, rota la esperanza, se precipitó al vacío en su bicicleta desde las alturas de las murallas de su pueblo. No tuvo la suerte de chavales como los que residen en el piso que la asociación Solidarios por León tiene en la calle Arquitecto Torbado donde setenta jóvenes con un diagnóstico de inteligencia límite han encontrado el caldo de cultivo para brotar de nuevo al mundo tras un historial de sufrimiento en la escuela. Una de las residentes, comentaba en una reciente entrevista que cuando te ven que eres débil van a por ti como la zorra a las ovejas.

Recuerdo una historia que me contó mi madre. Un pollito del corral de mis abuelos  se había hecho una herida en una de las alas, las grandes gallinas  acudieron exaltadas a picotearle la zona herida. Tan intenso fue el ataque que al final la pequeña ave murió.
Nadie podrá devolverle la vida al animalillo, ni a Jokin. Nadie podrá restituir las heridas  a la legión de adultos que han sufrido acoso durante su infancia y adolescencia. Según UNICEF uno de cada diez. Heridas que debieron ser evitadas por los propios profesores que prefirieron mirar para otro lado.

Al inicio de semana, durante una guardia, un pequeño de Segundo de eso se lamentaba  de la clase porque sus compañeros  le capan los capuchones del boli. Siempre me hacen lo mismo. Ya estoy harto. En sus ojos capté la tristeza de la impotencia. Habrá que hacer algo ¿no?
Ayer mismo, con la entrega de la Missio Canónica, nuestro Obispo me brindaba la confianza para impartir Religión en tres  centros de enseñanza pidiéndome que llevara  el mensaje de Cristo especialmente a  los que más sufren que curiosamente serán los que mejor le reciban.


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NARANJAS DE ESPERANZA