Los pequeñines de la prole que dentro de poco recibiréis en vuestras casas la visita de los magos de Oriente, los mismos sabios a los que yo conocí hace más de dos mil años allá por tierras de Belén. A vosotros quiero pediros que queráis siempre mucho a vuestros padres, no sólo ahora porque os miman y os hacen regalos sino siempre incluso cuando sean tan viejecitos que ni siquiera puedan abrazaros por falta de fuerzas. No olvidéis todo el cariño que estáis recibiendo de ellos.
Quiero también dirigirme a los enfermos
Estos días muchos de vosotros miraréis con pena los escaparates repletos de abundancia con la pena de no tener ni siquiera hogar. Pensad en mi. En mi vida terrenal no tuve ni siquiera donde cobijar la cabeza.
De vosotros, pobres, es mi Reino. Reino de verdad y de justicia. Bienaventurados vosotros.
Por último deseo transmitir todo mi amor a vuestras familias
que son las mías. Vuestros hogares en los próximos días se verán colmados de risas y abrazos, de regresos y confidencias. Dejad que la alegria corra a raudales. No reprimáis la dicha de estar reunidos en torno a la mesa. Pasad tiempo juntos, sanad heridas, recuperad momentos, revivid instantes. La familia es cauce y bálsamo y aún en las peores circunstancias es el hogar natural donde nacemos y el seno que nos acoge a la hora de partir.
Para terminar sólo quiero deciros que os amo entrañablemente.
Dejadme nacer en vuestras casas. No tengáis miedo a este rey de corona de espinas, ya sabéis que mi reino no es de éste mundo y que sólo estoy deseando entrar en vuestro corazón. Si reino allí tened por seguro que alcanzaréis la felicidad que tanto anheláis.
Es mi deseo que esta Navidad y que todos los días de vuestra vida reine La Paz en vuestros hogares
Feliz Navidad.
JESÚS DE NAZARET.
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