viernes, 9 de junio de 2017

LA POLILLA EL DOLOR Y LA NADA

Resultado de imagen de polilla contra el cristal

Me taladraba el cerebro el insistente repiqueteo de aquellos toques repetidamente cansinos cuyo origen desconocía. 

Una y otra vez se sucedían acompasadamente de una manera rítmica pero no por ello menos molesta. 

Eran golpes secos, opacos, de una asepsia hiriente. 

Me producía una irritante impaciencia descubrirme esperando el siguiente una vez que el anterior se había producido.

A mi alrededor nadie parecía percatarse.

¡Por favor que alguien pare esto!

¡¿De donde provenía aquel ruido?!

Recordé haber escuchado en cierta ocasión que algunos soldados torturaban a sus prisioneros de aquella forma. Con la simple caída de una gota constante sobre su cabeza. El suave impacto en continuo roce sobre el cuero cabelludo unido al irritante y acompasado sonido lograban desequilibrar cualquier cerebro por muy equilibrado y cuerdo que estuviera.

No podía moverme. Estaba prisionera por aquel sonido acompasado, estresante, cansino, demoledor.

Giré con violencia la cabeza. La polilla golpeaba una y otra vez contra el cristal porfiando por atravesarlo. A cada golpe emprendía de nuevo la empresa con más brío. Su empecinada cabezonería era el origen de aquel traqueteo desasosegante que me había robado la calma. Quise aplastarla con mis nudillos pero fue imposible. Ella seguía allí. No quería marcharse. Nunca lo haría porque aunque lo hiciera seguiría escuchándola.

 Se había incorporado a mis sonidos vitales y ya nunca se iría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

NARANJAS DE ESPERANZA