Privilegios.
Desde 1147 acaricia el aire de España el Milagroso Pendón de San Isidoro. En la canícula de aquel año, el emperador Alfonso VII se vio detenido en los escarpes de Baeza, en su avance hacia Almería. Interviene Isidoro cuando ya las huestes leonesas se disponen a levantar el cerco. Fruto y recuerdo de esta intervención es la efigie del Santo, caballero sobre caballo tendido a galope, enjaezado con silla de altos borrenes y rico freno enfundado en sedas. La efigie es doble, por ambos lados del paño, que las damas de León bordaron en el mismo Real de Baeza.”
De esta manera aparece descrito en su página web la traza del pendón que da nombre a la MUY ILUSTRE, REAL E IMPERIAL COFRADÍA DEL MILAGROSO PENDÓN DE SAN ISIDORO de LEÓN, conocido popularmente como pendón de Baeza, que acaba de celebrar el pasado lunes, 25 de julio, el 875º aniversario fundacional, con diversos actos en la Real Basílica Colegiata de San Isidoro de León.
Son innumerables las vinculaciones que la ciudad de León atesora con respecto al Santo sevillano, la historia que se ha podido escribir gracias a su intervención y presencia entre nosotros, pero de todos los privilegios que el santo ha otorgado a la diócesis legionense brilla por su incomparable grandeza la prerrogativa de tener expuesto al Santísimo durante todo el día.
Poder recrearse en oración mediante la contemplación extasiada del Señor minimizado en la forma eucarística.
Un privilegio sin duda.
Felicidades sean dadas a la Real Cofradía, privilegiado por la efemérides y por el santo lugar que alberga tan ilustre huésped.
Acompañando ni más ni menos que al Santísimo Sacramento del Altar.
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