No te escapes
no me dejes aquí
aterida de invierno,
dame lo poco que me queda,
déjame aprenhender el pulso de las cosas
el fluir ignorante de la savia verde
la sonrisa incauta del girasol alado.
Déjame creerme en vuelo
raso navegando por margaritas tontas
saltando sobre charcos ingenuos.
Si te nombro me deshago en ruidos sucios.
Decrépitos aullidos espinosos.
Devastación rocosa.
Nudos fríos que me alejan.
No os escapéis, no me dejéis aullando,
entre ramas espectrales, desnudas,
venas pálidas
que acechan
p
r
e
c
i
p
i
c
i
o.
No te escapes
no me dejes aquí
aterida de invierno.
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