Divina soledad.
Por Marta Redondo para el programa el Espejo de COPE León viernes 10 de julio.
Buscando remanso aterricé, no son ciertas dificultades ya que el espeso follaje tapaba impunemente el cartel señalizador, en el monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada sito en el pueblo del mismo nombre, y perteneciente al municipio de Gradefes. Cenobio fundado a finales del siglo IX por un grupo de monjes Cristianos cordobeses, de ahí su estilo predominante mozárabe, que construyeron el complejo monástico con sus propias manos bajo la autoridad del abad Alfonso y el protectorado de la monarquía asturiana.
Sorprende la serenidad reinante en sus aledaños, el espíritu reposa contemplando esa pequeña maravilla pétrea en cuyo interior convivieron otrora un grupo de monjes orantes. Admira la luminosidad que se filtra en su interior animada por un generoso cuerpo de ventanas que se disponen sobre los arcos de la nave central. Ventanas que se hallan abocinadlas hacia el interior para obtener la máxima luz con la mínima abertura.
En ese ambiente resuenan en mi memoria las palabras que leí en ese libro titulado había una vez un monje, escrito para honrar la memoria de Agustín Altisent, un monje sabio que vivía en el monasterio cisterciense de Poblet y que escribía lo siguiente:
“Mientras haya ciudades frenéticas que destrocen los nervios y donde el tiempo desaparezca entre ruidos y trasiego, y tantos seres humanos vivan en soledad perdidos en medio de la muchedumbre desértica, tendrá que haber monasterios donde esos solitarios de las grandes ciudades puedan recobrar, pasando en ellos unos días o unas horas, las verdaderas dimensiones de su alma.”
Y pensé en el vecino monasterio de Santa María de Gradefes que además de ser también muy hermoso está habitado por almas que oran por nosotros.
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