.- ¿Me puedes decir cuánto te han costado esas deportivas de marca que llevas?
.- Pues unos 110 Euros.
.- ¿Y sabes dónde están fabricadas?
.- Creo que en Pakistán
.- ¿Y sabes que probablemente por manos de niños en torno a los 11 años a los que pagarán aproximadamente unos 16 euros al mes?
El adolescente entorno los ojos mientras aquel hombre, que había acudido a su Instituto para dar una charla acerca de Cáritas y su labor social le abría los ojos.
Esta semana la Escuela de moda de León Liper nos quiere concienciar sobre la pervesión de la llamada moda rápida. La iniciativa parte de la llamada FASHION Revolution que también ha llegado a nuestra capital legionenese.
El movimiento Fashion Revolution, fundado por Carry Somers y Orsola de Castro surge tras el terrible accidente acaecido en 2013 del derrumbamiento del edificio de ocho plantas en Rana Plaza en Dhacca Bangladesh donde murieron 1138 personas la mayoría vinculadas al sector textil. Desde su comienzo en España, son cientos las iniciativas y voluntarios que llevan años trabajando por mejorar las condiciones de este sector. Por primera vez y bajo una bandera común, piden una “revolución pacífica” que exija a esta industria, que esclaviza a trabajadores y que consume los recursos que necesitarán nuestros hijos y nietos, una “industria limpia” en su más amplio sentido.
Los diseñadores que apuestan por esta iniciativa inciden en que en la moda, la sostenibilidad y los derechos sociales son aspectos que se han olvidado en pro de un sistema que se afana en convertirnos en títeres voraces consumidores. Su campaña de concienciación ha llegado también a los Centros educativos, sede de consumidores de moda por excelencia.
Hoy viernes continúan los actos de esta FASHION REVOLUTION leonesa con la celebración de una mesa redonda en el Palacio Conde Luna donde se expondrán los datos y hechos acontecidos para propiciar un modelo productivo textil más humano, solidario, justo y transparente.
Todo encaja. Los centros comerciales se han convertido en los nuevos santuarios donde nuestros adolescentes peinan tiendas y almacenes en busca de la prenda perdida sin desfallecer.
Como el muchacho de las zapatillas de oro, el mismo que captó la atención de mis ojos a través de mi ventana hoy.
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