Baby...¿qué he hecho?
Baby...¿qué he hecho.
El corazón se le iba a salir por la boca.
La mano ejecutora le temblaba con la agitación de una polilla que ha quemado sus alas en la bombilla de una farola.
Allí estaba Lee, su hombre, tendido en el suelo convulsionándose mientras la sangre emanaba a borbotones recorriendo con lentitud su camino mortal.
La macabra escena aparecía y desaparecía ante sus ojos iluminada intermitentemente por el neón de aquel letrero que rezaba "Slugs", el club de jazz neoyorquino.
Aquella noche Helen no tendría que sermonear a su marido al verle nuevamente los párpados caídos tan característicos de Lee tras haberse hincado el fuego blanco en las venas. El pico de caballo, al contrario que a otros, a Lee le desbocaba.
Tras el disparo vino el desplome del músico de jazz. Y el impacto sobre el pavimento hizo que el estuche se abriera liberando la trompeta. El instrumento rodó por el suelo exhalando el último suspiro metálico.
Ahora que te empezaba a sentar la metadona todo nos iba a ir bien cariño...¿por qué tuviste que enredarte con esa zorra?¿que te daba ella que no te diera yo?...seguro que ella no hubiera hecho lo que yo hice para desempeñarte la trompeta que vendiste para darte picos.
Alguien le agarró fuertemente de los hombros. Helen no opuso resistencia cuando el policía le arrebató la pistola aún caliente.
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