viernes, 7 de julio de 2017

DE CONGRESO




Es curioso cómo nos marcan las experiencias de la niñez.

Echan anclas en nuestro subconsciente conformando sin darnos cuenta nuestra cotidineidad
Recuerdo haber escuchado desde pequeña en el radiocasete del coche esas rancheras míticas  de Vicente Fernández. Mi padre siempre las tararea con ese vozarrón masculino que supongo cautivó a mi madre.

Y esa atracción por la música y por extensión a la cultura mejicana hizo que me acercara a aquella profesora hace unos días. Se celebraba el X Congreso Internacional de Buenas Practicas docentes sobre evaluación formativa y compartida organizado por la Universidad de León al que hemos acudido más de 200 profesionales del mundo de la educación primaria, secundaria y superior. Y Rosa, profesora en la Universidad Autónoma de Méjico formuló una pregunta a una deliciosa profesora inglesa ponente que había hecho las delicias de los que la escuchamos con una amena disertación sobre el mundo educativo.
Ese delicioso acento latino siempre ha sido para mí un imán. Y el imán propició que se creara, a golpe de interesantes conversaciones, una corriente de afectividad que se tradujo en una deliciosa tarde enseñando León a Rosa y a Nelly, su amiga chilena doblemente doctorada en filosofía  por la Universidad Autónoma de Madrid y por una Universidad alemana. Otra mujer fascinante que pese a haber superado los 70 corre cada mañana durante una hora y acude a Congresos Internacionales buscando aprender cada día más.
Recorrimos los lugares emblemáticos de nuestra ciudad. Su fascinación crecía por momentos. Cualquier rincón les parecía hermoso para tirar una foto.

Pero el culmen llegó en San Isidoro. Era el día de Santo Tomás y celebraban misa un grupo de sacerdotes presididos por Don Juan Antonio Menéndez. Mis amigas permanecieron largo rato sentadas degustando esa paz que se respira en la Basílica. La serenidad poblaba su rostro.

Aquí se respira paz. Ese fue su comentario casi al unísono

Posteriormente Dios asomó a nuestras conversaciones. Y de qué manera.

Al final siempre acabo encontrándomelo

Ahora mis amigas están en Madrid. Pero una parte de ellas aunque sea muy pequeña se ha quedado conmigo. Ese ha sido uno de los más hermosos frutos de este congreso sobre evaluación.

Ojalá que las vaya bonito híjole.


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NARANJAS DE ESPERANZA