jueves, 6 de marzo de 2014

ESPERANZA





Debo creer en ellos. Necesito creer en ellos. Porque son el futuro de este mundo. Porque día a día acudo a las aulas queriendo atisbar inquietud, adivinar humanidad en las generaciones que regirán los destinos de este mundo mañana. Trato de adivinar detrás de aquella mirada, de aquel gesto de asombro,de  aquel atisbo de ternura que detrás de ese ser hay alguien que contribuirá a que el mundo de mañana tenga más de humano que el de hoy.
Sueño con que salgan de ese mutismo y desapego que fingen atrincherados en ese pupitre que para ellos es un muro que les aísla del profesor. Y con ese sueño lucho por arrancar la ternura de sus interioridades. Que salga fuera y ¡que triunfe!...aunque para muchos de ellos suponga un esfuerzo titánico. ¿Cómo hablarles de ternunra a aquellos no la han visto en su familia. Su mundo no habla de salvación...sólo de pena y supervivencia. ¿Cómo van a entender que alguien les quiera salvar si sólo ven odio e indiferencia a su alrededor?¿Puedo enfadarme con alguien que ni siquiera conoce la diferencia entre el bien y el mal?¿Con alquien que no ha recibido las normas del cariño sino de la administración burocrática que le tutela con asepsia?
Que se imponga la ternura, el abrazo, el beso, la misericordia a la violencia, a la frialdad del móvil y las redes sociales que les engañan y alienan, el acompañamiento a la soledad que les espera muchas veces en sus hogares cuando regresan a casa..El pensamiento cuerdo a la risa frívola que les hace aparecer triunfantes ante la masa descerebrada.

¡Cómo quisiera tocar sus corazones!y que supieran lo valiosos que son cada uno de ellos!.
Pero tienes que ayudarme...yo sola no puedo.


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