domingo, 17 de noviembre de 2013

Canela




Unida a muchas cosas. A su infancia y de algún modo a la mía. Cuando algo que queremos se va de alguna manera también se va algo de nosotros, de nuestros recuerdos.
El otro día les dije a los chicos que  las personas estaban muy por encima de los animales. Que no tenían alma. Pero dejan una huella profunda también cuando se van. Recuerdo el amor tan entrañable que Francisco de Asís les profesaba.
Me parecía de justicia dedicar una líneas por  breves que fueran para recordarla. Ocupó un sitio en nuestra casa, y de algún modo en nuestros corazones...sobre todo en el de Cecilia. Sus lágrimas me hicieron pensar que es posible que Dios sí tenga un lugar para ellos.
Estaba muy malita...murió despacito como era ella. De manera delicada.
Como decía Gloria Fuertes...los conejos que han sido buenos van a un cielo de zanahorias...y ella tiene que estar allí.

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