lunes, 28 de febrero de 2022

LÁSTIMA



 ¿Por qué te lastiman?

Si tú eres como una plantita

frágil

tierna

con aparentes espinas

que solo ocultan 

una ternura infinitamente

incomprensible.

Si al primer rayo de sol

reverdeces

te estiras 

feliz y zalamera 

buscando los rayos alegres

de esa música que te espera.

Y de nuevo llega el invierno crudo 

a

ensombrecer

tus pétalos 

lánguidos de nuevo.


sábado, 26 de febrero de 2022

Puto Putin.



 Gélido y sepulcral

tormenta de acero en la mirada

masticador, triturador,

despiadadamente salvaje.

Sepulcral, impasible,

impermeable ante el dolor humano.

Destilas odio,

el hedor pestilente

de la muerte que siembras.

Ni hospitales, ni guarderías,

nada escapa a tu frío hediondo,

no hay congoja que te doblegue,

Porque Satán te arrebató el alma 

y te secuestró todo resto humano.

Salvaje, Putin.

Puto Putin.

viernes, 25 de febrero de 2022

RETÉN LAS LÁGRIMAS, CAMARADA


 

LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ


 Bienaventurados los que trabajan por La Paz.

Vientos de Guerra cercan a Europa.

Siempre andamos envueltos en Guerra y cuajados de batallas pero esta vez  la tenemos muy cercana.

El Papa nos anima a rezar.

Por eso solo nos resta pedir que crezcan los pastos de la serenidad, que los vientos se tornen de concordia y que las brisas lo sean de fraternidad y diálogo. Pedir que resuenen acordes de guitarras templadas al ritmo pausado y al murmullo cómplice de los que siempre justifican al hermano.

Señor, ayúdanos a aprender de tu mansedumbre, a confiar contra toda esperanza en la bondad de los hombres y mujeres.

Te pedimos por todos los que están envueltos en esta guerra y en otras, por los civiles aplastados por el nepotismo, por los militares envueltos en los conflictos, por los políticos cerrados por la,sinrazón y por aquellos que deben tomar decisiones difíciles.

Padre Nuestro, que estás en los cielos que venzan los que trabajan por La Paz.

miércoles, 23 de febrero de 2022

PARA NADA



 Ella no valía para nada. Para nada.

Apenas un rebujo de carne al que yo ni siquiera sabía agarrar.

En mitad de la tarde rompía a llorar como si el mundo estuviera a punto de desmoronarse sobre su cabeza lechosa.

Ella no valía para nada. Para nada.

Apenas un rebujo de carne al que yo ni siquiera sabía agarrar.

En mitad de la tarde rompía a llorar como si el mundo estuviera a punto de desmoronarse sobre su cabeza lechosa.

Entonces yo la tomaba en brazos y con la manta colgando, a modo de soga que se balancea, me presentaba en la cocina para entregársela a mi madre. Era responsabilidad suya haberle  traído a destiempo. Así que debía ser mamá la que tendría que ocuparse de ella.

Era un bebé rollizo y peligroso. Acaparaba demasiados afectos. Los mismos que se nos estaban negando a mis hermanos y a mí.

Caía la tarde y programaban nuestra serie favorita. 

Habíamos apresurado los deberes para conseguir realizar todos los ejercicios en tiempo y forma. 

Permanecíamos atentos a las pantallas. En actitud de abducción. 

Pero una vez más mi hermano tuvo que enfadarse.

– Haced que se calle de a una vez ¡joder!

🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣🐣

Ellos siempre pensaron que yo no valía para nada.

Amasijo de células unidas con el propósito de conformar un ser humano molesto y sobrante.

Pronto comenzaron a odiarme.

Todos menos mis padres claro.

Pero mis hermanos, por mucho que dijeran lo contrario,  me recibieron como a un bicho raro que no hacía  sino privarles de la exclusiva del cariño parental. Desde el principio me demostraron una siniestra hostilidad.

Yo era un bebé hermoso y cuajado de vida. Con unos grandes azules ojos vivarachos que imantaban con solo mirarlos. Parecía uno de esos pequeñines de anuncio que salen en las fotos de Anne Geddes. Disfrazados. Unas veces de margaritas, otras asomando la carita en un amarillo girasol, otras ocultos en lechuguitas. 

Pero aquel día a mí me colocaron en una planta carnívora. Repleta de dientes cortantes y afilados.

– Haced que se calle de una vez ¡joder! 

Y la planta me engulló.

Y no quedó nada.

martes, 22 de febrero de 2022

PARÉNTESIS PARA UN PUNTO FINAL



 (Y qué si decidí los paréntesis en vez de los signos de exclamación!)

Guerra a las normas que nos aprisionan…

guerra a los desaires que nos lastiman

guerra a las guerras que nos acongojan.

Hoy decidí que no me gustan (.)

que alimentan

 vanas 

esperanzas 

que 

luego abren la boca en sueño 

perenne.

Hoy decidí alejarme por la orilla

y pasear al arrullo sereno de las certeras estrellas.

Atrás quedó el oleaje 

miro el valle sonrosado de la hierba 

mecida por tu brisa segura…

Paréntesis entre un punto final (.)




domingo, 20 de febrero de 2022

SLOW. NO ME HAGAS ESTO




 Transcribo una carta de Violeta:

“A quien corresponda.

Lamento que de un tiempo a esta parte exista la nefasta costumbre de someter los audios de WhatsApp a cambios de velocidad con el fin de ahorrar un tiempo que el respetable decide emplear en otros menesteres comprensibles, pero injustos.

Me apena pensar que mis audios con sus matices, modulaciones, con sus temores. Esos anacolutos que expresan mis dudas, las ausencias de sujetos que son intencionadas porque lo mismo quise obviar a los menos interesantes, sean sometidos a la censura de la rapidez.

Pienso que quien me escucha lo hace a una  velocidad en la que mis palabras parecen ser prorrumpidas  por una muñeca diábolica sin seso ni tarraque.

Y todo por ahorrar unos minutillos que luego probablemente empleen en memeces.

Mi indignación no tiene freno.

Tiemblo cada vez que mando un audio por temor a que mancillen mi entonación, mis pausas, mis dudas. La velocidad con que imprimo mis palabras que detrás traen enredados mis sentimiento y pensamientos.

Dichosa celeridad que nos come la vida y las pausas.

Que nos ha llenado de miedo en la vida y en las redes.

No me aceleres, amigo. No prostituyas mis palabras al dictado de lo inmediato. 

No cercenes los ritmos, amiga del alma.

El mensaje fue diseñado a su ritmo correcto, torpe quizá, pero las palabras las preñó mi voz. Deberías respetar los derechos de dicción. El diseño de su alumbramiento. Las ondas que las acompañan.

No las adulteres. 

Así las ideé para ti.

Si las aceleras ya no serán las mías y estarás traicionando mi mensaje.

Nos vemos en la pausa de las palabras.

Sinceramente tuya:

 Violeta Stein.”

EL SECRETO PEOR GUARDADO DEL MUNDO