Convulsos tiempos de nuevas varias.
Me asomé a un mundo desconocido que me dejó amago regusto.
Descubrí que la noche no es para mí.
Pero el asueto me permitió acercarme, hasta donde pude. Nunca tanto como yo quisiera. Siendo que el terreno ha sido tomado antes, pero no importa, las migas también son nutritivas y forman parte del todo. Uno se gana sus propias migas desde la brevedad del instante ofrecido.
A veces solo toca eso, una porción.
Tuve la suerte de que alguien pensara en mí para hacer, en nombre del AMPA del ÍES Legio, el discurso para la Graduación de la promoción 2017-2023.
Ha sido enriquecedor y emotivo encontrarse participando de las tres naturalezas, porque por los tres estados naturales de cualquier persona que tenga una vida plena, porque lo natural es que uno sea hijo, docente (formal o informal), todos enseñamos algo a alguien en algún momento de nuestras vidas, aunque sea inconscientemente y a menudo madre o padre.
Pues desde la suerte de ser hija, madre y profe, he escrito este discursín para la Graduación de Rebeca y sus compañeros de promoción.
“En la Basílica de San Isidoro, bien cerca de nuestro Instituto, hay un Museo llamado Bíblico Oriental que aunque ya haya cerrado las puertas a los visitantes aquí en León capital, sigue conservando tesoros dignos de ser puestos en valor. Entre ellos una tablilla sumeria de arcilla datada aproximadamente en el año 2.500 a. C. Eran estas tablillas, soportes de barro, donde el alumnado, como vosotras y vosotros, solía tomar nota a diario nota de los ejercicios que constituían una parte de su trabajo cotidiano. Pues bien, en esta tablilla concreta se puede leer el siguiente proverbio:
“La escuela, es una cosa fundada en los cielos. En ella entran los que vienen con los ojos cerrados. De ella se sale con los ojos despiertos.” Vemos pues, que ya desde los albores de la escritura, la capacidad para aprender, inherente a todos nosotros, era uno de los aspectos considerados básicos para lograr que vosotras y vosotros, ya casi adultos, consiguierais adaptaros al mundo.
Cómo han pasado los años, desde aquellos primeros días en que cruzábais el umbral de estas puertas, recién llegadines, con marcado aire de despiste, la mayor parte de vosotros saliendo del cascarón de los coles de primaria, con aires temerosos, gesto asustado, algunos, o con la firme intención de entrar pisando fuerte para ser respetados otros. Evocaréis ahora con nostalgia o tal vez alivio los recuerdos vivos, las imágenes y rostros de aquellos compañeros de primero de ESO, unos quizá en paradero distinto, otros compartiendo la alegría de hoy entre todos nosotros. Algunos, incluso , habéis ejercido de cicerones en una de las muchas loables iniciativas que el nuevo equipo directivo ha tenido este año. Actuación que ha consistido en acompañar al alumnado de nuevo ingreso en ese aterrizaje forzoso que supone el paso de la Educación Primaria a la ESO en una edad ciertamente temprana.
Las vueltas que han dado las cosas desde aquellos primeros días de incertidumbres e inseguridades ¿verdad?. Cuántos proyectos, ilusiones, desencantos y renaceres, frustraciones y retos, idas y venidas se han gestado durante estos años entre las paredes de este instituto, porque esa es la seña de identidad que nos define a los seres humanos. Comenzar y recomenzar.
¡Cuántas historias hemos vivido todos juntos durante este camino recorrido! Desde las lágrimas de impotencia ante lo que se figuraba inalcanzable, inseguridades, miedos, malentendidos, hasta las risas de complicidad, encuentros y desencuentros, agobios y alivios que se sobreponen.
Y aquellos desoladores días de pandemia cuando la ciencia ficción mordió a la realidad transportándonos a un mundo distópico en el que nos secuestraron entregándonos al anonimato tras pantallas acristaladlas y mascarillas despersonalizadoras. Cuando nadie nos había preparado para ello vagábamos por la redes sociales como almas en pena dándonos cuenta de lo mucho que nos necesitábamos unos a otros. Afortunadamente todo aquello ahora se nos figura ahora como algo ya casi olvidado, como diría Santa Teresa de Jesús, como una “Mala noche en una mala posada”
Pero también llegaron amigos y amigas, que se fueron, que se quedaron. Descubrimientos como el de aquel compañero o compañera con el que al principio no encajaba y luego pasó a convertirse en imprescindible o aquel o aquella profe tal vez algo estrambótico que parecía iba a complicarme el curso y resultó ser alguien que me va a marcar positivamente para toda la vida.
Esos profesores que son determinantes. Gracias a todos y cada uno de los miembros del claustro de profesoras y profesores, guías y referentes , que habéis creado esos vínculos que los sustentan y que seguramente irán valorando más cuando el paso de los años vaya depositando los sedimentos de lo acontecido. Incluso aquellos que no fueron nuestros profesores más queridos veréis que también nos ayudaron tal vez a desarrollarnos en la virtud de la paciencia. Todos a buen seguro siempre han hecho esfuerzos para acercaros el conocimiento por el camino más entretenido, intentando que no caigáis en el aburrimiento, esforzándose en conseguir que la materia os fascine, cómo lograr que esas píldoras de sabiduría que cada día preparaban para vosotros fueran ingeridas de la manera más nutritiva posible, captar vuestra atención, lograr generar un pensamiento crítico aunque a veces jugara en su propia contra y les salierais un tanto respondones, disponer vuestras mentes para que se esponjaran ante los mundos que pretendían desplegar ante vosotros cada día. Porque vosotros, sus profesores, sois claves en este proceso, habéis sido determinantes para sembrar en ellos la más fructífera de las simientes, la del conocimiento.
Dice Joan Manuel Serrat, ese entrañable cantautor catalán del que muchos de vosotros habréis oído hablar, que a menudo los hijos se nos parecen, y es cuando nos dan la primera satisfacción. Y detrás de esa viene muchas una y otra, y otras muchas. Vosotros y vosotras sois, queridos graduados, lo mejor que tenemos por mucho que a veces la sociedad y el ambiente se empeñe en restaros el acento que por estar aquí habéis puesto en nuestras vidas. Ser madre y padre es disponerse a soñar de por vida y apostar cada día por ese regalo que nos han donado de lo alto. No dejáis de sorprendernos por los continuos cambios que os rediseñan y configuran. El a menudo inadvertido milagro de ver reflejados en vuestros ojos, y vuestras manos, en vuestras reacciones y pareceres versiones entrelazadas de nosotros mismos. Porque nosotros, vuestra familia, primera educadora, es escuela primera ojalá siempre de los mejores valores y virtudes. No obstante, no importa cómo sea, quizá no siempre estemos o no a la altura de lo vuestras expectativas, pero aquí estamos, la familia, vuestra familia.
Es lógico que nos sorprendáis con sea continuo desplegar de alas, cuesta ir soltando amarras después de haber estado durante mucho tiempo ayudándonos a permanecer a flote tanto con el mar en calma como ante tempestades varias. Pero es necesario…
Aquí os hemos confiado estos años lo mejor que tenemos. Y a la vista está que no nos hemos equivocado.
Quiero deciros en nombre de toda la comunidad educativa, en nombre de toda esta tribu que hoy se congrega para celebraros por todo lo alto que creemos en vosotros.
Sois los escritores de vuestro propio futuro, hacedlo como dice un escritor también profesor y padre ya fallecido llamado José Luis Sampedro uno debe escribir su vida desde estos tres pilares: amor, provocación y autenticidad. El primero es obvio, sin amor es imposible seguir adelante: rodearse de gente que te quiera y te valore, amar y apasionarse por lo que uno hace. El segundo quizá requiera algo más de explicación, la provocación supone novedad, buscar retos que nos mantengan vivos para seguir adelante, todo lo que suponga estancamiento mejor despecharlo y por ultimo autenticidad, ser fiel a uno mismo y aceptarse tal y como eres, cada uno de nosotros somos únicos, irrepetibles e insustituibles y por ello debemos respetar siempre nuestros deseos e intereses. Traicionarse uno mismo, que es traicionar también a los que nos rodean.
Comenzáis una nueva etapa de despliegue. Toca planear alto. Tenéis todo cuanto necesitáis, solo hay que desplegar las alas y dejarse mecer por viento, disfrutad del vuelo.
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