No puedo cantar, no quiero,
loar al Jesús clavado
por la angustia y el pecado,
el rostro desfigurado
que la culpa entregó a la muerte.
Prefiero en silencio quererte.
Léntamente te deslizas
entre amigos arropado
donándote en pan divino
sangre convertida en vino.
Tus amigos quieren verte,
no saben que van a perderte.
Pedro porfía obstinado
por ti no será lavado
pero ante tú reconvención
te entrega su corazón.
Señor, quiero saber amarte,
poder sin miedo tocarte.
Temo a ese Judas airado,
taimado, confabulado,
fácilmente reclutado
por el oro embelesado.
Protagonizó la traición
que mereció tal redención.
En soledad quiero llorarte
mi arrepentimiento darte.
Ya vienen las turbas mundanas
los soldados con sus catanas
que vienen la vida a llevarte
Señor, quieren callarte.
Arrasar al amor divino
al que es verdad, vida y camino.
Mi pan, mi alimento, mi vino.
El que rige mi destino.
Al que quiero cantar.
Dios vivo, verdadero.
El amor de los amores.
El lirio más floreado.
Príncipe de dolores.
Enséñame a amar
muriendo.
Cristo humano
Cristo hermano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario