Con más frecuencia de la que uno quisiera los acontecimientos desagradables se suceden pugnando por amargar el día. Todo parece volverse en contra y uno llega a preguntarse si realmente no habrá una cámara oculta tras de una esquina esperando captar la imagen en la que el actor o actriz que es uno mismo aparezcamos profiriendo un grito proveniente de la parte más salvaje que todos llevamos dentro. A lo mejor es que hay una bandada de trasgos empeñados en descolocarnos los afectos, desesperarnos ante la ingratitud o vencernos por la apatía emocional.Y es que hay situaciones y personas que nos exasperan y a menudo sacan esa fiera interior que nos ronronea mientras dormita peligrosamente en un sopor duermevela esperando despertar y liarse a zarpazos y bramidos.
Es entonces cuando la mente en una estrategia de pura supervivencia planea por encima de la realidad fea y comienza a buscar prodigios, o ahonda en los recuerdos para rescatar momentos dulces.
Hoy quiero rescatar unos duendes. Los que vi en Wroclaw, una ciudad polaca que tiene entre uno de sus muchos atractivos la de ver salpicadas sus calles por la presencia de unos deliciosos gnomos ejerciendo los más inverosímiles oficios. Curiosamente estos pequeños habitantes metálicos quieren conmemorar la llamada "alternativa naranja" que surgió en los 80 como protesta pacífica contra el régimen comunista. No pudiendo ejercer una protesta abierta contra el imperio soviético los habitantes optaron por la sátira y comenzaron a llenar las calles con estos curiosos y diminutos personajes. Ahora los turistas y visitantes varios se entretienen fotografiando los cientos de ellos que aparecen repartidos por la ciudad.
Me llamó mucho la atención este en concreto. El imperio capitalista representado por medio de un personajillo sediento de dinero a las puertas de un cajero. Como diría alguno de mis alumnos socarronamente : ¡Ahí le has "dao"!...si Stalin levantara la cabeza...