El pasado 12 de marzo los alumnos de 1º de Bachillerato, y los de Religión de 1º y 2º de la ESO así como la profesora de Educación Física Ana Díaz Pino y los profesores de Religión Álvaro Espinosa y Marta Redondo, decidimos convertirnos en peregrinos por un día y sumarnos al aluvión de peregrinos que este año 2010, Año Santo Compostelano, “tomarán” la Ruta Jacobea. El Año Santo Jacobeo consiste en la concesión de la indulgencia plenaria a quienes realicen la peregrinación a Santiago y se celebra siempre que el 25 de julio coincide el domingo, lo cual suele ocurrir siguiendo la periodicidad de 6-5-6-11 años.
Como los peregrinos de antaño pero con atuendo obviamente más actual, cambiamos el sombrero grande para el sol, la esclavina o capa corta, y el morral y calabaza para la comida y bebida por la visera, el chándal y la mochila. Diferente equipamiento pero idéntica moral que la de aquellos caminantes ya que hay que enorgullecerse de que el personal, en su inmensa mayoría, completó el recorrido propuesto de 19.2 kilómetros. Pero no adelantemos acontecimientos.
El objeto era realizar la decimosexta etapa del Camino Francés, ruta que amén de discurrir por la Comunidad de Castilla y León (Burgos, Carrión De los Condes, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada, El Bierzo) suele ser considerada la “oficial” por ser la elegida por la mayoría de los peregrinos que vienen de Europa por Francia a través de cuatro vías que confluyen en dos puntos del Pirineo: Somport y Roncesvalles.
La etapa transcurre por la provincia de Palencia y se inicia en Frómista. Desde allí tras admirar la belleza románica de la Iglesia de San Martín (siglo XI) nos dirigimos a la también románica Iglesia del Castillo para visitar Vestigia, montaje multimedia en tres dimensiones que nos situó sobre el por qué del Camino de Santiago fascinándonos con el relato de las leyendas más reseñables del Camino de Santiago.
Alrededor de las 12:15 y tras sellar nuestra Credencial – documento que identifica a su portador como peregrino, permite su estancia en los albergues y posibilita obtener “la Compostela”, certificado que atestigua que se ha completado la peregrinación - comenzábamos nuestro itinerario divididos en 3 grupos: los más andarines, los paseantes y los más rezagados que nos lo tomábamos con un poco más de calma. Ya en Población de Campos pudimos visitar un albergue de peregrinos acondicionado con todas las instalaciones precisas para aliviar el agotamiento del caminante Tras conseguir que nos estamparan en las credenciales los sellos de rigor enfilamos una vereda cuajada de chopos que a modo de centinelas custodiaban la senda que nos hacía “soñar” con Santiago. Tiempo propicio para los chistes, para el diálogo pausado, para las risas frescas, lejos del Tuenti, el móvil y la consola. Momentos para pasear los ojos entre los verdes campos castellanos que nos hablan de una infinitud anhelada aunque no siempre buscada. Muchos de vosotros, mientras recorríais visualmente los campos que parecían roturados con compás comentábais “¡Qué paisajes tan bonitos!” (para que luego digan que los adolescentes no tienen sensibilidad.)
El hombre propone y Dios dispone. En esta ocasión las piernas imperaron clamando un descanso y el estómago impuso su dictado implorando la comida de rigor en la población de Revenga de Campos tras llevar 9 kilómetros recorridos (la idea era haber comido en Villalcázar de Sirga) así que con el césped por moqueta dimos buena cuenta de las viandas mochileras y acallamos la voz quejumbrosa de nuestros músculos cansados.
“¡Vamos a tener que llamar al autobús para que venga a recojernos a Villalcázar de Sirga!. No creo que lleguemos a Carrión de los Condes, -comentábamos algunos- . Pero no contábamos con el tesón sin límites de los chicos y chicas del Emperador Carlos. “¡ Lo que se empieza se acaba!” Así que menos tres justificadas bajas que hubieron de resignarse a acudir al “autobús escoba” el resto: cansados, y molestos por alguna que otra inoportuna rozadura pero eso sí alentados por el saludo animoso de los lugareños que es el de “¡Buen Camino!” atravesamos Villarmentero de Campos, parada técnica en Villalcázar de Sirga y finalmente coronamos la etapa en Carrión de los Condes adonde arribamos aproximadamente a las 17:30 tras más de cinco horas de caminata. Cansados, maltrechos, flojillos, pero eso si orgullosos y felices de haber alcanzado nuestra meta. Uno de mis compañeros profesores comentaba: el Camino atrae y engancha. Y ciertamente la pequeña encuesta que os hicimos no dejaba lugar a dudas: la mayor parte de vosotros pensáis hacer el Camino algún día. Cuando eso suceda pensad esto: estaréis realizando el que hoy constituye el itinerario religioso, histórico y cultural de ,mayor vigencia en Occidente desde la edad media hasta hoy. Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993 y Gran Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa en 2004. ¡Ah! Y no olvidéis pedirle al Santo protección ¡¡Buen Camino!!.
Como los peregrinos de antaño pero con atuendo obviamente más actual, cambiamos el sombrero grande para el sol, la esclavina o capa corta, y el morral y calabaza para la comida y bebida por la visera, el chándal y la mochila. Diferente equipamiento pero idéntica moral que la de aquellos caminantes ya que hay que enorgullecerse de que el personal, en su inmensa mayoría, completó el recorrido propuesto de 19.2 kilómetros. Pero no adelantemos acontecimientos.
El objeto era realizar la decimosexta etapa del Camino Francés, ruta que amén de discurrir por la Comunidad de Castilla y León (Burgos, Carrión De los Condes, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada, El Bierzo) suele ser considerada la “oficial” por ser la elegida por la mayoría de los peregrinos que vienen de Europa por Francia a través de cuatro vías que confluyen en dos puntos del Pirineo: Somport y Roncesvalles.
La etapa transcurre por la provincia de Palencia y se inicia en Frómista. Desde allí tras admirar la belleza románica de la Iglesia de San Martín (siglo XI) nos dirigimos a la también románica Iglesia del Castillo para visitar Vestigia, montaje multimedia en tres dimensiones que nos situó sobre el por qué del Camino de Santiago fascinándonos con el relato de las leyendas más reseñables del Camino de Santiago.
Alrededor de las 12:15 y tras sellar nuestra Credencial – documento que identifica a su portador como peregrino, permite su estancia en los albergues y posibilita obtener “la Compostela”, certificado que atestigua que se ha completado la peregrinación - comenzábamos nuestro itinerario divididos en 3 grupos: los más andarines, los paseantes y los más rezagados que nos lo tomábamos con un poco más de calma. Ya en Población de Campos pudimos visitar un albergue de peregrinos acondicionado con todas las instalaciones precisas para aliviar el agotamiento del caminante Tras conseguir que nos estamparan en las credenciales los sellos de rigor enfilamos una vereda cuajada de chopos que a modo de centinelas custodiaban la senda que nos hacía “soñar” con Santiago. Tiempo propicio para los chistes, para el diálogo pausado, para las risas frescas, lejos del Tuenti, el móvil y la consola. Momentos para pasear los ojos entre los verdes campos castellanos que nos hablan de una infinitud anhelada aunque no siempre buscada. Muchos de vosotros, mientras recorríais visualmente los campos que parecían roturados con compás comentábais “¡Qué paisajes tan bonitos!” (para que luego digan que los adolescentes no tienen sensibilidad.)
El hombre propone y Dios dispone. En esta ocasión las piernas imperaron clamando un descanso y el estómago impuso su dictado implorando la comida de rigor en la población de Revenga de Campos tras llevar 9 kilómetros recorridos (la idea era haber comido en Villalcázar de Sirga) así que con el césped por moqueta dimos buena cuenta de las viandas mochileras y acallamos la voz quejumbrosa de nuestros músculos cansados.
“¡Vamos a tener que llamar al autobús para que venga a recojernos a Villalcázar de Sirga!. No creo que lleguemos a Carrión de los Condes, -comentábamos algunos- . Pero no contábamos con el tesón sin límites de los chicos y chicas del Emperador Carlos. “¡ Lo que se empieza se acaba!” Así que menos tres justificadas bajas que hubieron de resignarse a acudir al “autobús escoba” el resto: cansados, y molestos por alguna que otra inoportuna rozadura pero eso sí alentados por el saludo animoso de los lugareños que es el de “¡Buen Camino!” atravesamos Villarmentero de Campos, parada técnica en Villalcázar de Sirga y finalmente coronamos la etapa en Carrión de los Condes adonde arribamos aproximadamente a las 17:30 tras más de cinco horas de caminata. Cansados, maltrechos, flojillos, pero eso si orgullosos y felices de haber alcanzado nuestra meta. Uno de mis compañeros profesores comentaba: el Camino atrae y engancha. Y ciertamente la pequeña encuesta que os hicimos no dejaba lugar a dudas: la mayor parte de vosotros pensáis hacer el Camino algún día. Cuando eso suceda pensad esto: estaréis realizando el que hoy constituye el itinerario religioso, histórico y cultural de ,mayor vigencia en Occidente desde la edad media hasta hoy. Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993 y Gran Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa en 2004. ¡Ah! Y no olvidéis pedirle al Santo protección ¡¡Buen Camino!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario