Corriendo juntos.
Este domingo celebraremos una jornada dedicada a los refugiados y a los migrantes, este año con el lema “libres de elegir si migrar o quedarse”
Recientemente participaba en una carrera celebrada para visibilizar a este colectivo. Las personas que corríamos éramos de diversa condición: migrantes, nacionales y refugiados.
Durante la carrera coincidí con una padre que corría con su hija: una niña de unos 9 años que se llamaba Diana. La niña se cansaba y la voz de su padre la animaba a seguir: “Ánimo, hija, no te detengas”. La niña, al escucharle aceleraba el paso recobrando fuerzas. Aquella voz es una de tantas de las que claman en diversos lugares del mundo: los palestinos sin tierra a la que aferrarse, los gritos de auxilio frente a las concertinas de Melilla o Estados Unidos, huyendo de la guerra Siria, alejándose de los abusos en Venezuela, curándose la heridas de esa guerra cruenta que se libra en Ucrania o en Afganistán.
La institución de Naciones Unidas cifra en 35,3 millones de refugiados los que se aventuraron a salir de sus países de origen en busca de mejores condiciones de vida y huyendo de conflictos.
Diana y yo fuimos durante un rato compañeras de carrera, se cansaba y además, como niña, de vez en cuando se detenía a saltar para juguetear con las ramas de los árboles que le saludaban al paso. Se movía con Libertad.
¿De donde ers, Diana?
Por el momentoVivo en Diaconía.
Diana, sabía que aquel no era su hogar definitivo, y que le esperaba un nuevo domicilio, tal vez un piso propio, o un destino nuevo en otro lugar.
Se detuvo en un momento de la carrera, estaba realmente cansada, imposible seguir adelante.
Le pedí a Dios que solo fuera en ese momento, solo en esa carrera, solo ese día.
Y que Diana, siguiera adelante al igual que su gente y que al término de la carrera, disfrutara de la fiesta final y recibiera uno de los regalos que sorteaban en el Parque de Quevedo.
Por cierto, las previsiones al comienzo del día eran de lluvia al 100 por 100, pero la carrera se celebró con éxito. Y al final todos llegamos a la meta.
Dios quiso que los que corriéramos juntos, acabáramos juntos: nacionales, migrantes y refugiados.
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